Víctor Gómez Pin
Cuando hace algo más de dos años empecé desde Venecia a participar en este boomerang, mis textos eran de carácter fundamentalmente filosóficos. Tras varias inflexiones e incursiones por diversos campos, salpicadas a intervalos por una presentación hermenéutica de textos de Marcel Proust, tengo el sentimiento de que el camino que queda abierto es el de un retorno a la filosofía. Retorno sui generis, pues no se trata- no puede tratarse- de retomar simplemente los problemas al principio desplegados y que coincidían con las grandes cuestiones de la tradición ontológica.
El retorno adopta la forma de interrogaciones que hasta en el aspecto técnico posiblemente más problemáticas para mí que para alguno de los lectores. Asuntos de cuya acuidad me he apercibido recientemente o que, contemplados con interés un día fueron sin embargo aparcados o archivados por unas u otras razones, razones entre las que desde luego no está ausente la desidia, el escepticismo y -ardid a veces para las anteriores- el sentimiento de incompetencia.