Víctor Gómez Pin
Espejo verídico
" Y pude verme como en el primer espejo verídico hasta entonces encontrado, en los ojos de los viejos, que en su opinión seguían siendo jóvenes, como yo lo seguía siendo en la mía, y que cuando me ponía a mi mismo, en espera de un desmentido, como ejemplo de viejo, no tenían en sus miradas, que me veían de una manera diferente a como se veían a sí mismos, pero coincidente con la mía sobre ellos, ni un solo rasgo de desacuerdo. Pues nosotros no veíamos nuestro propio aspecto, nuestras propias edades, sino que cada uno, como un espejo invertido, veía tan sólo el del otro."
Como en el reino vegetal
"En algunos ni siquiera los cabellos habían emblanquecido. Así pude reconocer al viejo mayordomo del príncipe de Guermantes cuando vino a saludar al señor de la casa. Los pelos que erizaban tanto sus mejillas como su cráneo seguían siendo de un pelirrojo cercano al rosa y no cabía sospechar que eran resultado de un teñido, como en el caso de la duquesa de Guermantes. Y sin embargo no dejaba de parecer viejo. Se sentía tan sólo, que se dan entre los hombres, como en el reino vegetal…especies que no cambian a la llegada del invierno"
Estéril para la viña
"Como los rasgos en los que se había grabado sino la juventud, al menos la belleza habían desaparecido en las mujeres, se preguntaban si con el rostro de que ahora disponían no cabría fabricarse una belleza nueva. Desplazando el centro, si no de gravedad al menos de perspectiva, de su cara, y componiendo en torno a ella los rasgos en conformidad a otra idea, se iniciaban a los cincuenta años en una nueva suerte de belleza, como se adopta ya tardíamente un nuevo oficio, o como a una tierra que ya nada vale tratándose de viñedos se la reconvierte para la producción de remolachas. En torno a estos nuevos rasgos se hacía florecer una nueva juventud…"
La renuncia
"Lo que había comenzado para ella-sólo que antes de cuando acontece habitualmente- es la gran renuncia de la vejez que se prepara para la muerte, se envuelve en su crisálida, lo cual es observable hacia el final de las vidas que se prolongan hasta muy tarde, incluso entre los viejos amantes que más se han querido, entre los amigos unidos por los lazos más espirituales, y que a partir de un cierto año dejan de hacer el viaje o la salida necesaria para verse, cesan de escribirse y saben que en este mundo nunca más volverán a comunicarse"
Ha de crecer la hierba
"Victor Hugo dice : Ha de crecer la hierba y han de morir los niños (Il faut que l’herbe pousse et que les enfants meurent)…Yo digo que la ley cruel del arte es que los seres mueran y que muramos nosotros asimismo, apurando todo sufrimiento, a fin de que crezca la hierba no del olvido sino de la vida eterna, la hierba vigorosa de las obras fecundas, sobre la cual las generaciones, indiferentes a los que bajo la hierba reposan, vendrán a realizar su merienda campestre."
El libro
"…soportado como una fatiga, aceptado como una regla, construido como una iglesia, seguido como un régimen, vencido como un obstáculo, conquistado como una amistad, sobrealimentado como un niño, creado como un mundo…
…Un acto de creación en el que nadie puede sustituirnos, ni siquiera colaborar con nosotros. Por ello, ¡cuántos eluden el escribirlo! ¿Qué tarea no están dispuestos a asumir, con tal de escapar a ésta? Cada acontecimiento, ya sea el affaire Dreyfus, ya sea la guerra, proporciona la excusa oportuna para no descifrar dicho libro. Pretendían asegurar el triunfo del Derecho y la justicia, rehacer la unidad moral de la nación… se trataba sólo de excusas… excusas que en el arte no constan, pues en éste las intenciones no cuentan… el arte, lo más absolutamente real, la escuela más sobria de vida y el verdadero Juicio Final."