David Barba, personaje habitual de este blog, ha muerto. Al menos, eso publicó la prensa catalana el miércoles 25 de abril en su página de Sucesos (pinche, por ejemplo aquí). Según los diarios, una grúa se llevó al depósito el coche de David sin darse cuenta de que su cadáver yacía en el interior. La triste carga que llevaba el vehículo sólo fue descubierta cinco días después. Lo más extraño del caso es que David no tiene coche.
Acicateado por la curiosidad del detalle, decido llamar por teléfono a David y, de paso, darle el pésame:
-¿Hola, David?
-Sí.
-Oye, hermano, lo siento. He leído lo de tu muerte en el periódico y estoy conmocionado ¿Qué te puedo decir? Yo siempre te había visto muy vivo y esto…
-Ya, imagínate como estoy yo.
-Claro.
-Lo peor es que el diario dice que vivo en Mataró, y se equivocan con mi edad.
-También lo noté. Y de tus libros, nada ¿Eh? Me temo que tu obra literaria no será inmortalizada por la historia.
-¿Y no crees que el de la nota sea un homónimo?
-David, por favor, afrontémoslo. Será menos doloroso así. Si el periódico dice que estás muerto, no hay más que hablar ¿Tú vas a saber más que el periódico?
-Tienes razón. Por cierto, también dice que mi familia estuvo buscándome y pegando carteles por la calle. Me he sentido muy culpable al respecto.
-Pues ya puesto, también podrías sentirte mal por no decirme que tenías coche. Podrías habernos llevado de excursión alguna vez ¿no crees? Siempre íbamos en el de Rosa o en bus.
-Lo siento, es que no lo sabía.
-Difícil de creer, pero ya no importa. En realidad, ya nada importa. Los amigos y yo vamos a tomar una cerveza en tu memoria esta noche ¿Quieres venir?
Esa noche, los viejos amigos nos reunimos en el viejo bar donde Barba solía colarse en los baños de señoritas. Pero esta vez, la ocasión no es festiva. Todos mostramos una gran tristeza, porque de verdad apreciábamos al occiso y queremos recordarlo solemnemente. El único inconveniente es que Barba no para de hacer el payaso alrededor. Le mete mano a las camareras, le roba la cerveza a los chicos, se pone a hablar de sexo tántrico…
-Barba ¿Puedes dejar de tocar las narices? –le dice Toño, pero los demás lo acallamos.
-Toño, por favor, más respeto con los muertos.
-¡Pero si no para de joder!
Barba hace muecas obscenas con las manos y la lengua, pero todos sabemos que no está ahí, y así se lo explicamos a Toño:
-¿Alguna vez en algún lugar del mundo has visto hablar mal de un fallecido?
-No, pero…
-¿Quieres ser el primero?
-Es que…
-Basta ¿Quieres? Recordemos a nuestro amigo con seriedad. Por ejemplo, ¿Recuerdan cuando Barba ligaba vestido de mujer en mi despedida de soltero?
Y todos reímos de sus antiguas ocurrencias, que ya nunca volverán. Es un momento nostálgico, y aunque David interrumpe constantemente para hacer gárgaras con el vino blanco o detallar el sistema reproductivo de las amebas, a todos nos embarga la emoción. Donde quiera que estés, David, te echaremos de menos.