36 cadáveres fueron encontrados en un pozo. No estaban sólo muertos, sino que habían sido despedazados con saña. Lo que se encontró de ellos fueron los restos parciales. Poco después se descubrió al autor de todos los crímenes: un menor de edad, líder de la Mara 18, que respondía al apelativo de El Directo.
Quien me habla de él es el gerente editorial de Santillana en el país, Carlos Arabia, que dirigió un proyecto de capacitación en los centros de rehabilitación de menores de El Salvador. Enseñaban música, teatro, lectura y manualidades. Mientras vamos al aeropuerto, entre las flores rojas de los árboles de fuego que decoran el camino, Carlos me cuenta cuando conoció al joven delincuente, en el reformatorio de Tonacatepeque. Esta es su historia:
"Al entrar en el recinto, la policía te quita todo lo que lleves: teléfono, monedas, incluso llaves. El objetivo es que los chicos de las maras no encuentren nada por qué matarte. Ni siquiera algo que puedan confundir con una razón para matarte. Luego entras con una escolta de tres hombres, uno a cada lado y otro por delante. Cada vez que vas a atravesar una puerta, la anterior se cierra a tus espaldas".
"Nada más llegar al patio, es clara la razón de tanta seguridad. Los chicos te miran con odio. Su primer acercamiento a una persona es para meterle miedo. Es así como establecen contacto. Tienen la mirada perdida, pero muchos no están drogados. Sólo te están amenazando. Conforme entras, empiezan a rondarte, como perros de presa. Te olfatean".
Tonacatepeque alberga a 200 chicos de la mara Salvatrucha y la 18, pero su capacidad es mucho menor. Los jóvenes viven hacinados en grupos de 25 en celdas para 4 personas. Básicamente, su función es no hacer nada en todo el día, reconcentrando su odio. Si encuentran a uno de la mara rival, lo revientan. Por eso, el principal objetivo de la capacitación era sencillamente darles algo que hacer, algo que les permita relajarse y sentirse capaces de realizar alguna actividad que no tenga que ver con aspirar pegamento o empuñar armas. Los capacitadores del proyecto habían descubierto que el único modo de tener éxito era convencer a los líderes de cada mara para participar en los cursos. Si ellos iban, los demás los seguirían. Esa era la importancia de El Directo."El Directo me sorprendió porque era menudito. Tenía los rasgos finos y la cabeza pequeña. Eso sí, estaba completamente tatuado. Casi apenas se veían sus ojillos entre los dibujos. Como los demás, su primer acercamiento era atemorizante. Los demás lo contemplaban con reverencia. Ejercía su autoridad no mediante órdenes, sino mediante miradas y gestos silenciosos que los demás entendían y obedecían, como una manada de tigres".
Las maras tuvieron su origen en los emigrantes salvadoreños a EEUU que tuvieron que enfrentarse a las pandillas ya establecidas en ese país. Conforme participaban en actos vandálicos o sangrientos, las autoridades iban devolviéndolos a Centroamérica, a donde regresaban doctorados en una violencia que las calles de su país no conocían. Poco a poco, los niños de la calle, víctimas de la desintegración familiar y la miseria, fueron plegándose a estas bandas como mecanismo de protección. Pero nadie los protege de sus propios compañeros: para ingresar en una mara, los chicos deben someterse a una paliza que demuestre su valor, y las mujeres deben dejarse violar. Carlos conoció también a la novia de El Directo. La chica se parecía mucho a su pareja pero no alcanzaba su record de asesinatos: sólo dieciocho. Carlos conoció también el reformatorio Francisco Menéndez, cerca de la frontera con Guatemala, donde están confinados los menores de doce años. Muchos de ellos ya son capaces de matar. La mara es la furia de los niños contra un mundo que los ha transformado en animales.
"Curiosamente, el Directo se animó a participar en una de nuestras actividades: el origami. Tenía una gran habilidad en los dedos, y hacía figuras preciosas. Empezamos a enviar más resmas de papel, que además, era lo único que podíamos meter en el reformatorio. Algunos chicos incluso se convirtieron en lectores empedernidos. Otros se peleaban a cuchillazos por una hoja de papel. Pero estaba funcionando".
El proyecto de capacitación soportó dos motines antes de su cancelación. En el primero, los chicos estuvieron a punto de violar a una de las profesoras, que fue rescatada mientras trataba de ahuyentarlos con una taza. El segundo estalló mientras jugaban fútbol, cuando la pelota se les fue a la cancha de la mara rival y comenzó una guerra de piedras entre ambas. En cualquier caso, durante la capacitación, muchos chicos consiguieron pensar por un momento que podían jugar. Con eso bastaba. El problema sobrevino cuando salieron o escaparon de la prisión, y la calle les recordó el frío de las navajas. En cuanto a El Directo, cumplió la mayoría de edad y fue trasladado a una prisión para adultos. Carlos no sabe si consigue papel ahí, o si sigue al menos ilusionado con el origami.