Edmundo Paz Soldán
De vez en cuando, un actor se roba la película de manera tan exhaustiva que luego ya no importa de qué trata lo que acabamos de ver; lo que recordaremos será una actuación en particular. Uno notable ejemplo reciente: Heath Ledger en la última película de Batman. Otro: Robert Downey Jr. en Tropic Thunder.
Desde Less Than Zero (1987) que se sabía que Downey era un gran actor; Chaplin (1992), Wonder Boys (2000), A Scanner Darkly (2006) y, sí, Iron Man (2007), fueron pasos que lo consolidaron como uno de los más destacados de su generación. Tropic Thunder, una parodia de las películas de guerra, podía haber sido un rol sin riesgo alguno; sin embargo, en su papel de Kirk Lazarus, un actor australiano que lleva tan al extremo su identificación con el personaje negro que encarna que incluso se maquilla el rostro con betún, Downey convierte la comedia facilona del verano en una obra maestra acerca de cómo ser hoy controversial y políticamente incorrecto en Hollywood y no fracasar en el intento.
El "black face" tiene una historia de prejuicio y racismo en los Estados Unidos; estuvo de moda entre 1830 y 1930, y era usado por actores blancos para personificar estereotipos racistas sobre los negros. En manos de Downey, el "black face" es utilizado para burlarse de los actores del Método que se toman demasiado en serio a sí mismo, pero sirve también como parte de una gran actuación en sí misma: con su acento y manerismos, Downey convence por completo como un blanco que encarna a un negro en una película sobre una película sobre la guerra… Hay otras grandes actuaciones en Tropic Thunder, sobre todo las de Tom Cruise como un ejecutivo gordo, calvo e insorportable, y Matthew McConaughey como un agente capaz de todo por su protegido, y hay momentos cómicos de primer nivel -por ejemplo, al comienzo, los adelantos satíricos de otras películas–, pero, ¿les dije que Robert Downey Jr. se roba el show?