
Ficha técnica
El siglo que despierta
Carlos Fuentes
¿En qué mundo vivimos? O mejor: «¡En qué mundo vivimos!». O aún mejor mejor: «¡¿En qué mundo vivimos?!». De las tres maneras puede decirse la perplejidad de los ciudadanos que hoy, a comienzo de 2012, viven en un universo que más que nunca parece un mundo mal hecho.
Esas preguntas se hicieron, nada más sentarse en un hotel de Londres donde se alojaba el expresidente chileno, Ricardo Lagos y Carlos Fuentes. La crisis europea, que había nacido en Estados Unidos, estaba en su cénit, y empezaba a afectar, y de qué manera, también al principal imperio del mundo, que se tambaleaba a pesar de
los esfuerzos de Barack Obama, esfuerzos que el exmandatario latinoamericano y el gran intelectual mexicano ponderaron enseguida.
Ellos habían acordado un cuestionario que, en principio, inspiró Ricardo Lagos, pero pronto Fuentes lo hizo suyo. En el esquema que trajo a la primera reunión el hombre que puso en vilo a Pinochet y luego contribuyó decisivamente a deshacer su funesta construcción dictatorial, (guraba en primer lugar una incitación a Fuentes, como escritor, como novelista, como estudioso, además, de todas las fcciones latinoamericanas, incluidas las leyendas. Decía el primer capítulo sobre el que debíamos dialogar: «El imaginario latinoamericano de hoy. ¿Dónde los sueños de este tiempo? ¿Qué se nos quedó atrás? Tanto crisol de razas, ¿convergen a un imaginario común?». Cuando pusimos sobre la mesa esas cuestiones es cuando Fuentes, con las distintas gradaciones que tienen esas exclamaciones que parecen preguntas, expresó lo que parecía la pregunta central de su diálogo con Ricardo Lagos. ¿En qué mundo vivimos? ¡En qué mundo vivimos! ¡¡¿En qué mundo vivimos?!!