
Ficha técnica
Febrero
Lisa Moore
El día de San Valentín de 1982, una fuerte tormenta hunde la plataforma petrolera Ocean Ranger en la costa de Newfoundland, Canadá. Todos los tripulantes, entre ellos Cal, el esposo de Helen, aparecen muertos a la mañana siguiente. Veinte años después, ella siente la necesidad de volver a aquel «Febrero» grabado en su memoria, de revivir aquella mañana cuando, embarazada de su cuarto hijo, recibe la triste noticia del accidente.
Amanecer o atardecer, noviembre de 2008
Helen mira cómo el hombre acerca la cuchilla del patín a la muela. Tiene un cono de acero inoxidable para capturar el haz de chispas anaranjadas que salen despedidas. El intenso sonido de la afiladora se torna estridente, y Helen piensa: Johnny vuelve a casa.
La muela hace vibrar el mostrador bajo sus dedos; John había telefoneado la noche anterior desde el aeropuerto de Singapur. Se oía de fondo el rugido de un avión al aterrizar. Ella se había incorporado apoyándose en un codo, había cogido el auricular.
Su nieto Timmy está plantado ante la máquina expendedora de chicles, como en trance. En un letrero escrito con pluma sobre un cartón se promete un afilado de patines gratuito a quien le salga una bola de chicle negra. Debo de tener un cuarto de dólar por aquí en algún sitio, dice Helen. Abre la cremallera del monedero. Es madre de un chico y tres chicas, y tiene dos nietos.
Mis hijas obedecían, piensa mientras hurga en busca de la moneda. Piensa en un bofetón, doloroso y sonoro; una vez le dio una bofetada a Cathy y la huella blanca de su mano en su mejilla se volvió roja: eso fue hace años, toda una vida. Helen exigía a las chicas que cediesen, que hicieran lo que les decía; sin embargo, Johnny resultó ingobernable.