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Orson (nuevamente) en venta

Por 19 de octubre de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Me entristeció la noticia de que Sotheby’s subastará el Oscar que Orson Welles recibió por el guión de Citizen Kane. Ya sé que es probable que vaya a dar a manos de algún coleccionista que valora a Welles seriamente. (De hecho, si me sobrase un millón de dólares juro que participaría de la subasta.) Pero tiendo a creer que ese Oscar es de la clase de tesoros que debería estar en poder de alguien que, además de admirarlo, lo haya querido mucho.

La trayectoria de Welles es lo más parecido a la leyenda de Icaro que Hollywood haya conocido nunca. El fenomenal éxito que obtuvo aquella transmisión radial de La Guerra de los Mundos convirtió a Welles en el hombre mimado por la prensa, una suerte de moderno Da Vinci que todo lo hacía bien: actuar, escribir, dirigir. Ese minuto de gloria le valió un contrato con RKO que le otorgaba un poder hasta entonces impensado. Welles no sólo podía elegir sus propios proyectos como director, sino que además tenía corte final. En aquellos años no existía lo que hoy se conoce como ‘Teoría del Autor’. El director era apenas un empleado bien pago de los estudios, sujeto a las órdenes estrictas de sus productores y sin poder para evitar cortes o modificaciones a su propia película. De algún modo Welles terminó inspirando a André Bazin aquella teoría que los franceses divulgarían y llevarían a la práctica. Pero pagó por ello muy caro precio.

Citizen Kane era y es una maravilla, pero además de irritar al establishment de su país -se inspiraba libremente en la vida del magnate William Randolph Hearst, que empleó todo su poder para hundir la película y también a Welles- cometió el único pecado que Hollywood no perdona: fracasó en la taquilla. De allí en más Welles no pudo nunca completar una película tal como la quería y soñaba. Vivió malgastando su talento como actor para financiar los filmes que quería dirigir. Algunos los terminó en condiciones precarias: su Macbeth, por ejemplo. Otros no terminaron de despegar nunca -su malograda versión del Quijote.

Hace muy poco Walter Murch reeditó A Touch of Evil, que Welles había dirigido y protagonizado para que el estudio la alterase por completo a su antojo. ¡Su legendario plano secuencia del comienzo resultó ensuciado por los títulos de presentación! Por fortuna hace algunos años Rick Schmidlin obtuvo permiso para reeditar el film de acuerdo a la visión original de Welles. Esta visión sobrevivió en un memo de 58 páginas que Welles elevó al estudio cuando vio lo que habían hecho con su película. Las indicaciones eran tan precisas -y tan atinadas- que Murch leyó las 58 páginas delante de Schmidlin y se comprometió a reeditar A Touch of Evil de inmediato. (Esta versión nueva se consigue en DVD.)

Mientras lo hacían se enteraron de que existía otra carta de 12 páginas en la que Welles daba precisiones sobre lo que quería en materia de sonido. Schmidlin dice que el momento en que el estudio les faxeó las páginas a la granja-taller de Murch lo conmovió de verdad: "Fue extraño… ¡Era como si Orson mismo nos estuviese enviando las notas!"

Ojalá aquel que se quede con el Oscar sepa el valor -no digo el precio, sino el valor- de lo que tiene entre manos.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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