
Eder. Óleo de Irene Gracia
Vicente Luis Mora
Si teclean "Zhang Ziyi" en un buscador de imágenes, verán a una mujer excepcionalmente hermosa. Por desgracia, en la mayoría de fotos rastreables de esta excelente actriz china el fotógrafo ha cometido un terrible atentado borrando con Photoshop una pequeña mácula, una mancha oscura, que Ziyi tiene junto al iris de su ojo derecho. Pensando que se trata de algún defecto de la instantánea o un inoportuno píxel de más, esos genios del mal han borrado uno de los más fascinantes detalles de hermosura equívoca que pueden contemplarse. El pequeño lunar o coágulo de Zhang es como un diminuto satélite oscuro que besa al planeta de su mirada, y que cautiva al espectador en los primeros planos que la generosa cámara de Wong Kar Wai le prodiga en The Grandmaster. Zhang, que puede y sabe ser gélida cuando la escena lo requiere, sólo necesita tornar un poco sus ojos para que un fuego devastador salga de ellos. El blanco hexágono perfecto en que Wai convierte su rostro, dividida la frente por la raya central de su pelo negro, intensifica el poder de su mirada. El espectador queda totalmente hipnotizado por el ojo derecho de Ziyi, clavando los suyos en ese pequeño isótopo donde parece concentrarse algo tan esencial como inexpresable. / La belleza que más me interesa, hablo ahora de la belleza artística, también es así: tiene algo imperfecto, equívoco, que lejos de afear contribuye a hacer singular y diferente la exactitud que le rodea, volviéndola humana, querible, reconocible, única. La mota de Zhang la corporeiza, vuelve carnal su inhumana belleza y la devuelve a lo terráqueo, a lo material. "El materialismo significa", según Slavoj Zizek, "que la realidad que veo nunca es total, no porque una parte importante me eluda, sino porque contiene una mancha, un punto ciego, que señala mi inclusión en ella". Aunque el punto ciego de Zhang está, como sabemos, al fondo de su retina, su pequeño satélite parece una reduplicación de esa zona donde el globo ocular deja de percibir para poder ver; y esa insólita repetición a negra escala es el punto exacto donde quiere ser incluido el espectador. Es el punctum de Roland Barthes, "es ese azar (…) que surge de la escena como una flecha que viene a clavarse". El punctum "puede llenar toda la foto", según el pensador francés, y en realidad uno puede disfrutar The Grandmaster como película, y está bien, o puede ir al cine para pasar un rato inolvidable gozando de esa luna oscura de Zhang, dotada de la perfecta belleza de todo lo inexacto. / Edgar Allan Poe hablaba de "una naturaleza desterrada en lo imperfecto, que quisiera poseer inmediatamente, en esta tierra misma" y Gonzalo Torné, en Hilos de sangre, completaba diciendo que "toda la tierra que alcanzamos a ver está manchada de nuestro mundo". La belleza artística, al menos la que más me interesa, es una tierra manchada de la mácula de Zhang Ziyi, diosa del error, naturaleza desterrada en la arena de lo imperfecto.
[Si desea ver la foto ampliada, vaya a http://wallarena.com/wp-content/uploads/2013/09/Zhang-Ziyi-Looking-At-Camera-Sad-Face-Closeup.jpg]