
Eder. Óleo de Irene Gracia
Vicente Luis Mora
[En dos novelas recientes podemos encontrar sendos remedos, que supongo deliberados, del donoso escrutinio que Cervantes incluye en el Quijote. Como ustedes recuerdan, el barbero y el cura acuden a casa del amigo enajenado por la lectura, y descartan de sus anaqueles aquellos libros que le han comido el seso y le han privado de cordura. El episodio ha tenido numerosas continuaciones, ecos y revivals, como casi todo lo quijotesco, y me parece curioso y sintomático que reverdezca de nuevo en dos novelas tan próximas en el tiempo, si bien el tratamiento en ambas es diverso.] [La primera novela es Tiempo de encierro (Lengua de Trapo, 2013), del peruano residente en Barcelona Doménico Chiappe. Su personaje principal es una editora independiente que descubre, poco después de quedarse embarazada, que su marido y ella van a ser desahuciados por no estar al corriente de las deudas. Una de las primeras cosas que hace es segregar de su biblioteca los libros que estima indispensables, con el propósito inicial de vender o saldar los títulos restantes. Mientras que en las estanterías permanecen los libros canónicos (aunque no se dicen los títulos, se deducen por las descripciones del contenido: Borges, Conrad, Calvino, etc.), van cayendo al suelo volúmenes secundarios y fungibles.] [El segundo ejemplo se encuentra en la novela del joven Carlos González Fuertes Un viaje de estudios (autoedición, 2013), al describir la habitación de un estudiante de Psicología de alrededor de dieciocho años: "En la pared contigua se hallaban un cuadro con una foto de Nueva York y, al lado, una estantería con algunas películas en DVD, en vídeo VHS, videojuegos de PlayStation 2 y PlayStation 3, algunos libros entre los que se encontraban los tres primeros volúmenes de las aventuras de Harry Potter junto a textos de Terry Pratchett, Stieg Larsson, Ken Follet, Dan Brown, R.R. Martin, Chuck Palahniuk, Bret Easton Ellis y Arturo Pérez Reverte" (p. 57). No es en rigor un escrutinio, porque no se ejerce esa forma física de crítica literaria que es desechar lo residual y espigar lo valioso, pero el motivo profundo de no discriminar es que no hay casi nada salvable en esa biblioteca. Si a usted le gusta alguno de los autores citados, le recuerdo que he escrito casi, piense que el casi alude a él.] [Más allá del innegable hecho de que una editora y un chico no pueden tener, no deberían tener jamás, la misma biblioteca, creo que hay varios elementos que pueden deducirse de la lectura conjunta de estas páginas. En primer lugar, un cambio sociológico de empleo del tiempo libre, porque está claro que la editora de Chiappe no leería a los dieciocho años esos libros, ni seguramente su ocio estaba tan contaminado por los videojuegos y las series de televisión como el del chico retratado por González Fuertes. En segundo lugar, se aprecia la sustitución del gusto del canon por el del mercado; la editora lee con un sentido de construcción cultural de lecturas; incluso aunque se guiase de joven por esa forma de imposición ajena en que el canon consiste, ella ha ido adaptando y de/formando esa lista de lecturas y títulos, a los que ha agregado, ya como editora, sus propias apuestas de referencia. En cambio, el joven lee sin criterio la tendencia, lo que mola, lo publicitado, lo marcado por los medios. La editora lee para sí; el chico lee para otros, para poder hablar con otros, para comentar lo mismo que los otros comentan -y ve las mismas series y juega a los mismos videojuegos por la misma razón-. El retrato del espacio íntimo de la editora invita a su consideración como lugar de construcción de la persona y de su identidad; el espacio del chico revela justo lo contrario, la disolución sociológica de la suya, su despersonalización en el vientre del espectáculo y el entretenimiento.] [A lo largo de Un viaje de estudios se describen cientos de horas de ocio de personas de todas las edades. Nadie lee. Sólo hay una mujer que cita un libro que está leyendo en la página 115: se trata de un manual que aborda las ventajas de que los padres jueguen con sus hijos.] [Dice la editora de Chiappe: "Es Rita, trabajó conmigo en la editorial. Ella siguió ahí, hasta ahora. Dice que hace cuatro meses que le pagan con retraso, que la semana pasada le dijeron que ganaría quince por ciento menos. La empresa no tiene pérdidas, pero prevén que caigan las ventas. Les han pedido comprensión, que trabajen el doble" (Tiempo de encierro, pp. 217-18)] [Dos retratos implacables de la sociedad, con moralina el de Chiappe y mediante un gélido retrato conductista, sin valoraciones, el de González Fuertes. Y una conclusión terrible, establecida por oposición de modelos: A) Una editora independiente embargada. B) Un chico pijo que acude a la facultad en su todoterreno y que nunca leerá literatura.] ["‘¿Alguno de vosotros ha leído La metamorfosis, de Kafka?’ Se oyen algunas risas en la clase de segundo de Bachillerato, pero nadie levanta la mano. ‘¿Habéis, aunque sea, oído hablar de Kafka?’. Pero nadie levanta la mano y el profesor vuelve a mirar el libro para seguir con su lección de literatura del siglo XX."; Un viaje de estudios, p. 64]
[La posible conclusión se ve con tanta claridad que da miedo.]
[P.S. Una nota de esperanza. Comparto el blog de Lucía. Una niña de 6 años -han leído bien, 6 años-, que tiene un blog de lecturas. Ella escribe el texto a mano y su madre lo pasa a ordenador y lo sube a la red. Quizá, quién sabe, no todo esté perdido. Echen un vistazo: http://juntandomaslibros.blogspot.com.es/]