Ejemplos de la dificultad del emparejamiento entre la lengua inglesa y la española podrían ser los términos orníticos "crow" y "hawk".
“Crow”, en especial en su forma plural, es sinónimo vulgar de “Corvid” (The Crows. A Study of Corvids of Europe; un clásico en la bibliografía ornitológica), pero cuando adquiere aspecto binario reduce su significado: “Carrion Crow” (Corvus corone corone) sería nuestra Corneja Negra, y Hooded Crow (Corvus corone cornix) nuestra Corneja Cenicienta. Un “crow” aislado, en la soledad de la página de un libro, no da pista alguna al sufrido traductor; ¿opta por un genérico, y quizá inoportuno por lo culto, “córvido”, o desciende a la especie y concreta “corneja”?, sin atreverse, claro, a precisar si se trata de la negra o de la cenicienta.
“Hawk” complica aún más las cosas. Así, solo, es traducido normalmente por “Halcón”, como ave rapaz diurna de tamaño medio, no teniendo en cuenta que un halcón, sensu stricto, es un ave de la familia falcónida cuyo nombre inglés, en propiedad, es “Falcon”. Es de nuevo la forma binaria la que aporta soluciones: “Gosh Hawk” (Accipiter gentilis) es nuestro Azor, y Sparrow Hawk (Accipiter nisus) nuestro Gavilán, dos especies no falcónidas sino accipítridas.
