
Ficha técnica
Título: Republicanos | Autor: Fernando Iwasaki | Editorial: Algaba Ediciones | Colección: Algaba Historia | Precio: 20 € / 19,23 € sin IVA | Páginas: 224 | Formato: Tapa dura con sobrecubierta 16 x 24 | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-96107-95-3 | Código editor: 501.030
PREMIO ALGABA 2008
Republicanos
Fernando Iwasaki
LA INDEPENDENCIA HISPANOAMERICANA quedó sellada tras la batalla de Ayacucho (1824), donde un ejército criollo derrotó a un ejército realista integrado mayoritariamente por indios. Casi doscientos años más tarde, soldados peruanos, ecuatorianos y colombianos vuelven a morir vistiendo el uniforme del ejército español en Líbano y Afganistán, mientras tropas de Honduras, Nicaragua y El Salvador permanecen acuarteladas en Iraq bajo bandera española.
Las repúblicas latinoamericanas se independizaron de España a comienzos del siglo XIX, pero después de dos siglos de suspicacias y resentimientos, Madrid ya ejerce en América Latina la misma fascinación que antaño tuvo París y la misma influencia que antes detentó Washington, mientras las multinacionales españolas consolidan su hegemonía desde el sur del Río Grande hasta el Cabo de Hornos, y los inmigrantes hispanoamericanos se integran en todos los estamentos de la sociedad española.
¿Cuál es el balance que podemos hacer de los caminos recorridos por España e Hispanoamérica doscientos años después de su separación política? ¿Hubo independencia religiosa, intelectual o literaria? Entonces, ¿por qué en América Latina surgen todavía libertadores y por qué en España se sigue hablando de independencia? Fernando Iwasaki ofrece respuestas a estas y otras preguntas en rePUBLICANOS, un ensayo irónico, erudito e inteligente que en ningún momento renuncia a la amenidad, la provocación y la prosa elegante.
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Preboom, protoboom y posboom
Cada vez que se habla de la influencia de América Latina en la literatura española del siglo XX, siempre se piensa en lo que significó el boom latinoamericano para los lectores, la industria editorial y la propia narrativa española. Es decir, la irrupción de Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, José Donoso y Guillermo Cabrera Infante. La importancia del boom es inapelable y la bibliografía al respecto copiosa 145, pero a mí me haría ilusión recordar que en otros momentos del siglo XX la literatura hispanoamericana tuvo en España tanta o más influencia que durante los años del boom.
El primero de aquellos momentos fue el preboom -esencial para la evolución de la prosa y la narrativa española-, que transcurrió entre 1907 y 1936, cuando Madrid hervía de tertulias, bohemios, revistas, trifulcas, editoriales y colecciones de novela corta 146. Al segundo lo llamaré protoboom, y su importancia será poética, pues considero que hubo seis poetas latinoamericanos que han influido de manera decisiva en la poesía española del siglo XX. Y el tercer momento es el posboom, sin duda menos relevante que los anteriores, pero significativo porque nos sirve para comprender los curiosos y no siempre comprensibles caminos del mercado y de la literatura.
Si Barcelona fue la ciudad del boom, Madrid fue la ciudad del preboom, porque en ella residieron los venezolanos Bolívar Coronado y Rufino Blanco Fombona, los chilenos Augusto D’Halmar y Joaquín Edwards Bello, los uruguayos Julio Casal y Carlos Reyles, los cubanos Alberto Insúa y Alfonso Hernández Catá, los peruanos Felipe Sassone y José Santos Chocano, los ecuatorianos César Arroyo y Hugo Mayo, los mexicanos Amado Nervo y Jaime Torres Bodet o los colombianos José María Vargas Vila y Luis Carlos López, entre otros raros y olvidados como la bellísima chilena Teresa Wilms, musa trágica de Valle-Inclán, Guillermo de Torre, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna y González Ruano.
Nunca han vuelto a coincidir en España tantos poetas, críticos y narradores latinoamericanos como los que encontramos en Madrid a comienzos del siglo XX, pues por aquellos años el nicaragüense Rubén Darío reinaba absoluto en todos los cenáculos líricos, el cubano Eduardo Zamacois revolucionaba el mercado editorial español con «El cuento semanal», el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo deslumbraba con su vida galante y sus crónicas literarias, el dominicano Pedro Henríquez Ureña sentaba las bases de la crítica moderna, el mexicano Alfonso Reyes se convertía en la primera autoridad filológica de la lengua española, el chileno Huidobro abría las ventanas de la poesía castellana y el peruano Ventura García Calderón era quien introducía a los escritores españoles en los salones de París.