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Ficha técnica

Título: Noli me tangere | Autor: José Rizal  Prólogo de: Manuel Leguineche Editorial: Ediciones del VientoColección: Viento Sumún Nº 41 | Precio: 23 €   | Páginas: 502 |  Fecha de publicación: Octubre de 2008 | Formato: Rústica 16 x  24 | Género: Novela  | ISBN: 978-84-96964-36-5

Noli me tangere

José Rizal

EDICIONES DEL VIENTO recupera la novela Noli me tangere, del héroe filipino José Rizal. Para el prólogo ha cedido el periodista Manuel Leguineche un fragmento de su obra Yo te diré editada hace ahora diez años y que trata sobre «los últimos de Filipinas».

Esta obra terminaría costándole la vida a su autor, José Rizal, que fue fusilado por los españoles en Filipinas en 1896. Se trata de una novela profundamente anticlerical que refleja con dramatismo pero también con humor e ironía la vida provinciana y opresiva de aquella colonia en el pasado siglo XIX. Apenas dos años después de la ejecución de Rizal, España perdería sus posesiones de ultramar.

El joven heredero filipino Crisóstomo Ibarra , regresa al archipiélago tras unos años de formación en Europa, habiendo pasado algún tiempo en Suiza y en España. La muerte de su padre en la cárcel y las circunstancias de su entierro despertarán en el hijo un sentimiento de odio hacia el omnipotente padre Damián que acabarán por acarrear su perdición. Una historia sorprendentemente parecida a la del propio Rizal. 

I                                                                                                                            Una reunión

Afines de Octubre, don Santiago de los Santos, conocido popularmente con el nombre de «Capitán Tiago», daba una cena, que, sin embargo de haberla anunciado aquella tarde tan sólo, contra su costumbre, era ya el tema de todas las conversaciones en Binondo, en otros arrabales y hasta en Intramuros. Capitán Tiago pasaba entonces por el hombre más rumboso, y se sabía que su casa, como su país, no cerraba las puertas a nadie, como no fuese al comercio o a toda idea nueva o atrevida.

  Como una sacudida eléctrica corrió la noticia en el mundo de los parásitos, moscas o colados que Dios crió en su infinita bondad, y tan cariñosamente multiplica en Manila. Unos buscaron betún para sus botas; otros, botones y corbatas, pero todos preocupados del modo como habían de saludar más familiarmente al dueño de la casa, para hacer creer en exiguas amistades, o excusarse, si a mano viniese, de no haber podido acudir más temprano.

  Dábase esta cena en una casa de la calle de Anloague, y ya que no recordamos su número, la describiremos de manera que se la reconozca aún, si es que los temblores no la han arruinado. No creemos que su dueño la haga derribar, porque de este trabajo ordinariamente se encarga allí Dios o la Naturaleza, que también tiene de nuestro Gobierno muchas obras contratadas. Es ello un edificio bastante grande, a estilo de los muchos del país, situado hacia la parte que da a un brazo del Pásig, llamado por algunos ría de Binondo, y que desempeña, como todos los ríos de Manila, el múltiple papel de baño, alcantarilla, lavadero, pesquería, medio de transporte y comunicación y hasta agua potable, si lo tiene por conveniente el chino aguador. Es de notar que esta poderosa arteria del arrabal en donde más el trafico bulle y aturde el vaivén, en una distancia de casi un kilómetro, apenas cuenta con un puente de madera, descompuesto por un lado, durante seis meses e intransitable por el otro el resto del año, de tal suerte, que los caballos en la temporada del calor aprovechan este permanente «statu quo» para desde allí saltar al agua, con gran sorpresa del distraído mortal, que en el interior del coche dormita o filosofa sobre los progresos del siglo.

  La casa a que aludimos es algo baja y de líneas no muy correctas: que el arquitecto que la haya construido no viera bien, o que esto fuera efecto de los terremotos y huracanes, nadie puede decirlo con seguridad. Una ancha escalera de verdes balaustres y alfombrada a trechos conduce desde el zaguán o portal, enlosado de azulejos, al piso principal, entre macetas y tiestos de flores sobre pedestales de losa china de abigarrados colores y fantásticos dibujos.

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José Rizal

El héroe nacional filipino José Rizal nació en Calambá en 1861 en el seno de una familia ilustrada. Estudió en los jesuitas de Manila y a continuación Filosofía y Letras en la Universidad de Santo Tomás, de la misma capital. Cuando su madre comienza a perder la vista toma la decisión de adquirir conocimientos de oftalmología, que finaliza en Madrid. Tras unos meses en París, se establece en Alemania, donde ejerce la medicina ocular. En ese país publica en el año 1886 Noli me tangere, que es inmediatamente prohibida en Filipinas. En 1888 regresa Rizal al archipiélago con algunos ejemplares de la novela prohibida. En años sucesivos vive en Japón, España y Bélgica, y en 1992 regresa a su patria desde donde es exiliado a Mindanao. Tras vinculársele al movimiento independentista Katipunan en un juicio injusto, fue ejecutado el 30 de diciembre de 1996. En capilla, se casa con la joven belga Josephine Braecken y concluye su poema Mi último adiós.

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