
Ficha técnica
Título: Para entender a Góngora |Autor: José María Micó | Editorial:Acantilado | Colección:El Acantilado, 318 | Encuadernación: Rústica cosida | Formato: 13 x 21 cm | Páginas: 384 | ISBN: 978-84-16011-71-1 | Precio: 20 euros
Para entender a Góngora
José María Micó
José María Micó, que ha dedicado a Góngora una buena parte de su vida, reúne en este volumen sus estudios esenciales sobre el poeta cordobés.
Combinando el rigor filológico e histórico con la voluntad de estilo del ensayo literario, Para entender a Góngora reconstruye el contexto de creación y difusión de los textos gongorinos, nos da las claves de su poética en relación con la de su tiempo y analiza en profundidad muchas de las mejores composiciones del autor (con especial atención a los llamados «poemas mayores»: el Polifemo y las Soledades).
Todo ello le permite mostrarnos que la poesía de don Luis, una de las cimas de la creación literaria en cualquier lengua, es inteligible y que hay pocos caminos tan placenteros como el que conduce a su plena comprensión.
La crítica dice:
«José María Micó, que considera a Góngora una de las cimas de la creación literaria en cualquier lengua, acaba de reunir algunos de sus estudios sobre el poeta en Para entender a Góngora y ha dicho que «cada uno de sus textos es un desafío a la inteligencia, la propia y la ajena»». Eldiario.es
«A la más afinada y actualizada erudición, se añade en estas páginas algo que no siempre la acompaña: sensibilidad literaria y rigor intelectual». José Luis García Martín, El Comercio
EL LIBRO DE GÓNGORA
No deja de ser curiosa la rareza del término libro en la obra de Góngora: su uso está prácticamente limitado al plural generalizador, ya sea para designar los tomos de estudio de un abogado, como en el romance de 1590 «Dejad los libros ahora, | señor licenciado Ortiz» (oc, i, 82), o para adornar el convencional elogio de una obra ajena, como en el poema dedicado a Francisco de Castro: «cuantos en culto estilo nos ha dado | libros vuestra Retórica excelente» (oc, i, 235). Además, en este segundo caso se refiere, como confirma la versión latina que lo acompañaba, a las partes o subdivisiones internas de los cuatro diálogos De arte rhetorica. Si fuesen gongorinos los célebres endecasílabos de cabo roto contra Lope de Vega («Hermano Lope, bórrame el soné-») habría que añadir el diminutivo mofador de «un librillo que llaman del Arcá-», pero la única ocasión en que don Luis parece implicado y aun orgullosamente ilusionado con los libros que lo rodeaban es la de la famosa paronomasia del soneto compuesto En la partida del conde de Lemos y del duque de Feria a Nápoles y a Francia (oc, i, 234): «Con pocos libros libres (libres digo | de expurgaciones) paso y me paseo, | ya que el tiempo me pasa como higo».
Por más que recoja desembarazadamente los ideales de la aurea mediocritas vivida en un «pobre albergue» («un libro y un amigo, un sueño breve» anhelará por las mismas fechas el capitán Andrada), el poeta, despechado con los dos «príncipes» que no requirieron de sus servicios, no parece retratarse únicamente como lector, pues el contexto incluye cuestiones como el mecenazgo y la difusión de la obra propia («Como sobran tan doctos españoles, | a ninguno ofrecí la Musa mía»), que apuntan más bien a un desengañado refugio en «sus tranquilos quehaceres literarios» (Dámaso Alonso), rodeado de volúmenes que representan y encarnan su libertad.