
Ficha técnica
Título: Nueva York | Autor: Pier Paolo Pasolini | Traducción: Paula Caballero Sánchez | Editorial: Errata Naturae| Colección: La muchacha de dos cabezas | Género: Ensayo | ISBN: 978-84-15217-00-8 | Páginas: 120 | Formato: 14 x 21,5 cm. | PVP: 14,90 € | Publicación: 21 de Febrero 2011
Nueva York
Pier Paolo Pasolini
A finales de los años sesenta, poco antes de su trágica muerte, Pier Paolo Pasolini realizó dos intensos viajes a Nueva York. A su regreso definió la ciudad como «arrebatadora, bellísima, una evasión, un compromiso, una guerra. Te gusta como las cosas que gustan a los veinte años». Curiosamente, durante esas estancias en la capital del Imperio llegó incluso a convencerse de que la revolución era un ideal vivo y realizable.
El resultado de esos dos viajes fueron sendos textos que se publican ahora por primera vez en España. El primero de ellos es una larga entrevista inédita en castellano, grabada en una casete perdida durante casi cuatro décadas en los sótanos del Instituto Italiano de Cultura de Nueva York, y que ha sido descubierta recientemente. En ella, Pasolini se muestra ligero y a gusto, pero también implacable, reafirmándose una vez más como uno de los grandes críticos de la cultura contemporánea. No huye en estas páginas de ningún argumento ni da ningún rodeo. Contundente y provocador, habla sobre Dios y la religión, el sexo y los cuerpos, el marxismo y el falso marxismo, África y el racismo, la poesía y las lenguas, el cine y la utopía, Norteamérica y el poder…
En el segundo de los textos, Pasolini reconstruye, como en una película mental, las secuencias más significativas de su caótica, alegre y densa experiencia neoyorquina: noches febriles en Harlem con jóvenes activistas negros, reuniones en el Village con miembros de la Nueva Izquierda pacifista, encuentros fraternales con poetas como Allen Ginsberg… El regreso inesperado de una voz fresca, dura y generosa, que nos llega de otro tiempo y nos recuerda el compromiso imprescindible con el pensamiento de la subversión y la subversión del pensamiento.
«Me gustaría tener dieciocho años para vivir una vida en Nueva York». Pier Paolo Pasolini
Nueva York es una guerra
A propósito de la vida y de la lucha política en Estados Unidos, las observaciones que mencionaba de memoria, y resumiéndolas, se deben a autores norteamericanos de la Nueva Izquierda y, concretamente, a dos ideólogos del SNCC (Student Nonviolent Coordinating Committee): Tom Hayden y Jimmy Garret. Al primero pertenecen las observaciones acerca de que la colectivización comunista no lleva necesariamente (históricamente) al obrero a participar completamente en el poder, es decir, a decidir sobre su propio destino -en todo caso, es justo lo contrario, es decir, que la creación de una «anticomunidad», en la que el trabajador adquiera una exacerbada conciencia democrática del deber y del derecho a participar completamente en el poder, puede conducir, como consecuencia, a la colectivización de los bienes-. La observación del comunista como «hombre vacío» se debe a Jimmy Garret. La cito: «Amigo, los comunistas están vacíos, son hombres vacíos. Tienen las mismas ideas rancias, la misma burocracia… Cuando se mezcla entre nosotros, un «commy» muere, y una persona se desarrolla».
Estas observaciones no son mías, pero, en cierto modo, las he adoptado.
En Checoslovaquia, en Hungría y en Rumanía viví entre intelectuales, de manera que, a través de ellos, a través de su zozobra, de su desazón, sentí la zozobra y la desazón de esos países, cuya causa creo que, en líneas generales y a grandes rasgos, puede atribuirse al hecho de que «la revolución no ha continuado», es decir, que el Estado no se ha descentralizado, no ha desaparecido, y los obreros de las fábricas no son realmente partícipes y responsables del poder político, sino que están dominados -hoy en día, ¿quién no lo sabe o no lo admite?- por una burocracia que es revolucionaria sólo por nombre y que, naturalmente, llama «revolucionarios pequeños-burgueses» a quienes, por el contrario, todavía creen que la «revolución tiene que continuar».
El hecho de que en Estados Unidos haya ideólogos no marxistas que han entendido este fenómeno en términos democráticos -aunque de democracia extremista, exacerbada y casi mística, y que, como tal, es revolucionaria en su ámbito (la creación en el seno de la comunidad norteamericana de una «anticomunidad»)- no puede ser más interesante e ilusionante. El SNCC y el SDS, y una infinidad de otros movimientos que, en un todo caótico, forman parte de la Nueva Izquierda norteamericana, me recuerdan, de hecho, a los tiempos de la Resistencia.