
Ficha técnica
Mi vida
Marc Chagall
“Memorias marcadas por una enorme nostalgia, la de quien deja atrás lo más doloroso y lo más esencial de su vida… El relato encadena escenas, cuadros pintados con palabras, imágenes proyectadas en la pantalla de la memoria.”
Guillermo Solana, El Mundo
“Su prosa presenta el mismo tono lírico y mágico de sus cuadros. Sorprende la distancia con que explica según qué vivencias, pero todavía sorprende más la falta de amargura a la hora de explicar las dificultades que pasó para convertirse en pintor, los años difíciles en París, donde no sentía ningún tipo de simpatía por lo que hacían los cubistas, o la falta de encaje en el extremismo de la revolución bolchevique”.
Lídia Penelo, Público
Judío afortunado entre la Bohème de Montparnasse, Chagall habla en este libro con agudeza y naturalidad de Cendrars, Apollinaire, Modigliani, Delaunay, Nijinsky. Y por encima de todo habla de su condición de pintor, de su alma burlona y escéptica, cargada de inocencia y melancolía.»
José Luis De Juan, Diario de Mallorca
COMIENZO DEL LIBRO
Lo primero que vieron mis ojos fue un abrevadero. Sencillo, cuadrado, medio hueco, casi oval. Un abrevadero de mercado. Cuando estaba dentro, lo ocupaba totalmente. No me acuerdo ya-¿fue mi madre quien me lo contó?- pero en el mismo instante en que nací, en una casita cercana a la carretera en las afueras de Vitebsk, detrás de una cárcel, estalló un gran incendio.
La ciudad estaba en llamas, el barrio de los pobres judíos. Se llevaron la cama y el colchón, a la madre y su bebé a sus pies, a un lugar seguro al otro lado de la ciudad.
Pero, ante todo, yo nací muerto. No quise vivir. Imaginaos una burbuja blanca que no
quiere vivir. Como si la hubieran atestado de cuadros de Chagall.
La pincharon con alfileres, la metieron en un cubo de agua. Al final se queja con un leve piar. Esencialmente, yo nací muerto. Quisiera que los psicólogos no sacaran de ello conclusiones inconvenientes. ¡Por favor!