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Ficha técnica

Título:  La poética de lo cotidiano. Escritos sobre cine | Autor: Yasujiro Ozu | Traducción: Amelia Pérez de Villar | Editorial: Gallo Nero | Colección: Narrativas | Páginas: 240  | Formato: 14 x 19 | ISBN: 978-84-16529-45-2 | Precio: 19,00 euros  |  Fecha:  octubre 2017 |

La poética de lo cotidiano

Yasujiro Ozu

GALLO NERO

Unánimemente considerado como uno de los grandes maestros del cine, Yasujiro Ozu, «el más japonés de los directores japoneses», sigue siendo objeto de culto. Su arte sutil y delicadísimo es literalmente venerado por directores y cinéfilos, y son muchos los que se confiesan herederos de su arte.

Su cine formalmente sobrio, con planos filmados desde el punto de vista que tendría un adulto sentado sobre un tatami, no le impidió retratar mejor que ningún otro cineasta los grandes cambios que sufrió la sociedad japonesa tras la Segunda Guerra Mundial.

La búsqueda de la armonía en las relaciones humanas, el riesgo de la disgregación, los cambios ineludibles de la vida, son algunos de los temas que conforman el tejido narrativo de sus historias, cuyo objetivo, como él decía, siempre fue «hacer sentir la existencia de lo que llamamos vida sin utilizar acontecimientos extraordinarios».

Los textos aquí reunidos ofrecen una perspectiva inédita sobre sus películas, la técnica y la teoría de su oficio, su visión del cine americano de los años treinta y cuarenta, la dicotomía entre ficción y documental, así como su «famosa» aversión hacia la «gramática del cine».

La selección, inédita en español, abarca treinta años, desde 1931 a 1962. Son páginas intensas y personales marcadas por el amor incondicional a su oficio, concebido como razón de vida. Sus escritos desvelan toda la humanidad del cineasta, su sentido de la vida, de la Historia y de la fugacidad del tiempo.

 

CONVERSACIONES SOBRE MI OFICIO

(Publicado originalmente en Tokyo Shinbun, 5, 12, 19, 26 de diciembre de 1952)

Será tal vez porque el oficio de director de cine parece un trabajo interesante y con el que se gana mucho dinero, pero hay ocasiones en las que incluso a mí viene alguien a decirme que quiere ser director. Es verdad que también yo tomé ese camino porque me gustaba, por lo que no soy quién para decir nada a los demás. Pero tanto si lo hacen porque les divierte como si es para ganar dinero lo cierto es que, en esta profesión, para llegar a algo hay que tener mucha paciencia y suerte. Simplemente conseguir entrar en una productora cinematográfica no es nada fácil; luego, una vez que has entrado, lo habitual es pasar diez o quince años haciendo de asistente.7 Pero si uno no prueba no sabe si lo logrará o no. Por eso es tan complicado.

      Creo que las probabilidades que tiene cualquiera de llegar a ser director son inferiores a las de abrir un gabinete médico privado al terminar los estudios. A los estudiantes que, incluso sabiendo esto, me preguntan qué hace falta para ser director de cine, yo les respondo siempre: «Lo primero de todo, estudiar bien lo que tengas que estudiar. Para ser director ya te prepararás después». 

        Si he de ser franco, ni siquiera yo tengo claro qué debe uno estudiar para ser director de cine. Seguramente hace falta leer muchos libros y, antes de eso, conocer bien la sociedad y las cosas de la vida. Pero también es preciso tener nociones de determinados oficios: yo, por ejemplo, me presenté para ser director, pero como la sección de directores estaba al completo entré en la de operadores. El hecho de haber trabajado como asistente de los operadores supuso para mí un importante adiestramiento que, al contrario de lo que pueda pensarse, me resultó muy útil.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Yasujiro Ozu

Yasujiro Ozu nació en Tokio el 3 de diciembre de 1903, y sesenta años después, el día de su cumpleaños, dejaría este mundo. Su vida y su carrera corren de algún modo paralelas a la evolución que le tocó sufrir a su país. Esa profunda transformación del mundo formará parte de su universo fílmico. Ozu realizó cincuenta y cuatro películas, entre las cuales podemos recordar Primavera tardía (1949), Cuentos de Tokio (1953) o El sabor del sake (1962).

Obras asociadas
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