
Ficha técnica
Título: La hija del optimista | Autora: Eudora Welty | Traducción: José C. Vales | Introducción: Félix Romeo | ISBN: 978-84-937110-5-4 | Páginas: 232 | Precio: 19 euros IVA incluido
La hija del optimista
Eudora Welty
Galardonada con el prestigioso Premio Pulitzer, La hija del optimista es, sin duda, la obra maestra de Eudora Welty. En la tradición de la más brillante novela sureña -de la que forman parte William Faulkner, Truman Capote, Robert Penn Warren y Carson McCullers-, narra la historia de Laurel McKelva, una mujer de mediana edad que viaja a Nueva Orleans para hacerse cargo de su padre, un juez retirado que ha de someterse a una operación quirúrgica. El juez no logra recuperarse, y muere lentamente. Será entonces cuando Laurel emprenda un largo viaje de regreso a su hogar familiar en Mount Salus, Mississippi, llevando consigo el cuerpo de su padre, y siempre vigilada por la segunda esposa de éste, Fay, una mujer orgullosa y más joven que Laurel. En la enorme casa, rodeada de sus antiguos conocidos y de las paredes que la vieron crecer, Laurel ha de enfrentarse a los fantasmas de su juventud y a las deudas del pasado.
«Eudora Welty es, junto con William Faulkner, Carson McCullers, Truman Capote o Tennessee Williams, uno de los grandes monstruos sagrados de la literatura americana.»
Richard Ford
«Una de las voces más originales, sutiles y mágicas en el conjunto de la prosa americana. Su literatura es incandescente y su visión de la realidad descarnadamente humana.»
DE UN TIEMPO Y UN LUGAR
por Félix Romeo
La hija del optimista comienza como un cuento de hadas: un hombre se pincha con una rosa en su jardín y cae en un profundo sueño. También hay una gran fi esta, como en La Bella Durmiente: los carnavales de Nueva Orleans, con hombres disfrazados de esqueleto. Y un juez, Clint McKelva, que actúa como un rey bondadoso en su pequeño feudo de Mount Salus. Y una hija huérfana, Laurel, y una madrastra, Fay, como en La Cenicienta.
En La palabra heredada,* Eudora Welty cuenta la fascinación con la que empezó a leer: «[Mis padres] tuvieron que haber hecho un gran sacrifi cio para regalarme, por mi sexto o séptimo cumpleaños -fue después de que aprendiera a leer-, los diez volúmenes de Nuestro mundo maravilloso. Eran libros pesados, hermosamente confeccionados, con los que me tumbaba en el suelo, delante de la chimenea del comedor, sobre todo con el volumen 5, el que compendiaba «Todos los cuentos para niños». Allí estaban los cuentos de hadas -Grimm, Andersen, los ingleses y los franceses, «Alí Babá y los Cuarenta Ladrones», Esopo y Reynard el Zorro, los mitos y leyendas, Robin Hood, el Rey Arturo, san Jorge y el Dragón e incluso la historia de Juana de Arco, una porción del Pilgrim’s Progress y un trozo más largo de Gulliver. Todos ellos iban acompañados de las clásicas ilustraciones. Me alojaba en aquellas páginas…».
*. La palabra heredada. Traducción de Miguel Martínez-Lage. Montesinos,
Barcelona, 1988.