La ética y los límites de la filosofía

EDICIONES CÁTEDRA

Bernard Williams fue uno de los más grandes filósofos de su generación. «La ética y los límites de la filosofía» no solo ha sido reconocida como su obra más importante, sino que se ha convertido también en un clásico contemporáneo de la filosofía moral, marcando los principales temas de debate.

No se puede entrar en el mundo del pensamiento ético contemporáneo sin tomar posición con respecto a las cuestiones planteadas por Williams. «La ética y los límites de la filosofía» nos propone que cambiemos la manera en la que hacemos ética.

Bernard Williams sostiene que los filósofos no deberían seguir dando apoyo a lo que él llama «el sistema de la moral» -una estructura punitiva que pivota sobre la obligación, la censura y la culpa-, que se sustenta en la construcción de teorías morales, de la obligación, del castigo justo, etc., cada vez más complejas. Deberíamos centrarnos, en cambio, en esta otra cuestión: en qué consistiría vivir nuestras vidas éticas con confianza, de manera legítima.

El libro también ha tenido un efecto perturbador en el estudio académico de la ética, en tanto que reta a profesores y estudiantes a que reflexionen sobre el tipo de actividad en que están inmersos y cuestionen su significado. Bernard Williams explora y reflexiona acerca de los problemas más complejos de la filosofía contemporánea y plantea nuevas ideas sobre temas centrales como el relativismo, el objetivismo y la posibilidad de un conocimiento ético. Esta edición incluye comentarios al texto a cargo del filósofo A. W. Moore.  

Prefacio

Este libro se ocupa, principalmente, de cuál es el estado actual de la filosofía moral, y no de cuál podría ser; por lo que, dado que no creo que este estado sea el que debiera, buena parte del libro será crítica con la filosofía contemporánea. El libro plantea, además, la cuestión de en qué medida puede la filosofía ayudarnos a recrear una vida ética; y trataré de mostrar que puede, al menos, ayudarnos a comprenderla. Al constatar, y deplorar, el estado de cosas vigente, espero introducir una imagen del pensamiento ético, y de un conjunto de ideas que se le aplican, que puedan ayudarnos a pensar cómo podría ser.

     Me gustaría hacer dos breves observaciones preliminares. Puede parecer sorprendente que un estudio de la filosofía moral contemporánea se ocupe, especialmente en los tres primeros capítulos, de examinar ciertas ideas procedentes del pensamiento griego antiguo. No es solo por devoción de la filosofía hacia su propia historia. Tengo razones específicas para hacerlo, que se pondrán de manifiesto, espero, según avance el libro (trato de aclararlo en el Epílogo). Ciertamente, la idea no es que las exigencias del mundo moderno al pensamiento ético no se diferencien en nada de las del mundo antiguo. Por el contrario, mi conclusión es que las exigencias del mundo moderno al pensamiento ético no tienen precedentes, y que las ideas sobre la racionalidad que incorpora la mayor parte de la filosofía moral contemporánea no pueden satisfacerlas; pero también creo que una actualización del pensamiento antiguo, muy modificado, sí podría conseguirlo. 

     La segunda observación es sobre el estilo. La filosofía de este libro no cabe duda de que pude calificarse, en un sentido amplio, de «analítica», como lo es gran parte de la filosofía reciente que discute. En realidad, considero que se trata de una cuestión de estilo, y la limitación que establece procede solo del hecho de que el estilo tiene que dejar su marca en la materia tratada. No hay un objeto distintivo del que se ocupe la filosofía moral analítica, si se compara con otros tipos de filosofía moral. Lo que distingue a la filosofía analítica de otros tipos de filosofía contemporánea (aunque no de gran parte de la filosofía de otras épocas) es un determinado modo de proceder, que implica la argumentación, el establecimiento de distinciones y, en la medida en que se acuerde de intentar alcanzarlo y lo consiga, un lenguaje moderadamente llano. Como alternativa a este lenguaje llano, la filosofía analítica distingue nítidamente entre oscuridad y tecnicismo: rechaza siempre la oscuridad, pero a veces encuentra necesario el tecnicismo. Este rasgo enfurece particularmente a algunos de sus enemigos, quienes, queriendo que la filosofía sea a la vez profunda y accesible, se molestan ante el tecnicismo pero se reconfortan en la oscuridad.

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