Ficha técnica
Título: La camisa del marido | Autora: Nélida Piñón | Traducción: Roser Vilagrassa |
Editorial: ALFAGUARA | Colección: Literaturas | Formato: Tapa blanda con solapa | Páginas: 168 | Medidas: 151 X 240 mm | ISBN: 9788420409863 | Precio: 16.90 euros | Ebook: 9,99 euros
La camisa del marido
Nélida Piñon
Piñon en el auge de su narrativa: su estilo profundo y elegante sumerge al lector en el fascinante mundo de las luces y las sombras de las relaciones familiares. En cada cuento, en cada hogar, esperan agazapados secretos y enfrentamientos. Un niño que siente atracción hacia la nueva esposa de su padre, un viejo poeta que ha perdido para siempre la ilusión y una joven que no entiende las maniobras amorosas de un caballero delirante que intenta seducirla. Estos son solo algunos de los sorprendentes personajes creados en estas páginas por una de las mejores escritoras contemporáneas.
La crítica ha dicho…
«Una narrativa sensual y envolvente. Una magnífica escritora.» Fator Brasil
Sorprende por su destreza técnica, por el dominio sutil del lenguaje y por su capacidad para ofrecer, sin caer en el sensacionalismo, un compendio de pasiones terribles y humanas.» Diego Gándara, La Razón
«Literatura de primerísima calidad. La dimensión amazónica de la imaginación de Nélida Piñon eleva a la autora a la categoría de genio.» Publishers Weekly
«Tan actual y universal que no tiene nada que envidiar a la obra de autores como John Banville, Philip Roth y Paul Auster, que también fueron galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.» Jonatan Silva, Paraná Online
«Referencia absoluta de la literatura brasileña actual, escritora carismática y comprometida con la voz de Iberoamérica.» María Luisa Blanco, El País
«Nélida Piñon no solo es una de las más grandes escritoras en lengua portuguesa de su tiempo sino una de las más relevantes en el panorama internacional.» Mercedes Monmany, ABC
«Una de las protagonistas más relevantes y originales de la cultura brasileña, que nunca duda en participar en todas las formas de lucha.» Le Monde
«La magia de Nélida Piñon consiste en unir imaginación y compasión, para dar a sus personajes y sus lectores «una piel con la misma temperatura que la de ellos».» Carlos Fuentes
La camisa del marido
Cuando regresó del cementerio, Elisa organizó las pertenencias de su difunto marido. Actuaba como si este hubiese partido de viaje sin anunciarlo y le hubiera faltado tiempo para ocuparse de sus propios bienes. Se desplazaba por el dormitorio con aparente indiferencia, como si él aún viviese y ella nada supiera de los detalles de su muerte. Y, por lo tanto, como si ignorara las circunstancias en que había sido ejecutado y no le hiciera falta compartir con sus hijos las sospechas que abrigaba sobre la identidad del verdugo. Le interesaba más fingir que el asunto no le concernía y, de este modo, no tener que tomar medidas. Y así se comportó, indiferente al sobresalto de la familia, que en ese momento comía, presente en el velatorio, antes de cerrar el féretro.
Elisa tenía convicciones. Una de ellas era que la vida no tardaría en llevarle al culpable muerto a casa, donde sería extendido sobre la mesa de la cocina, para exponerlo a su maldición y al festín familiar.
Con todo, su actitud resignada no convencía a los suyos. Muchas veces, el rostro de la matriarca expresaba lo contrario de lo que decía. Era habitual que, de pronto, después de un breve instante de serenidad, se echara a gritar, arrojándose a la yugular de algún animal con un puñal afilado para sacrificarlo sin piedad, sin que su difunto esposo pudiera hacer nada por detenerla. Y estaría asimismo dispuesta a ejecutar a cualquiera de cuya inocencia dudara.
Tras el entierro, una vez en el dormitorio, sola por primera vez en treinta años, Elisa se desnudó. El espejo revelaba un cuerpo envejecido. Para tal momento, escogió el camisón de la noche de bodas, que olía a naftalina de tantos años metido en el cajón. Y pensó qué podía hacer con las prendas íntimas del marido que este había conservado como recuerdo de aquella noche de amor. Decidió entonces que la camisa que él llevaba puesta el día de su muerte lo sustituiría en el lecho. Para ello, guardó aquella prenda manchada de sangre en una urna, y la dejó sobre la cama, como el recuerdo más perdurable de todos. Tal reliquia demostraba un celo que él habría apreciado.
Gracias a esta decisión, vivirían otra noche, más feroz que la primera, para amarse. Y a partir de aquel día, miraría los andrajos rasgados por el puñal asesino como el símbolo del hombre que no la había abandonado por voluntad propia, que había jurado permanecer a su lado hasta la muerte. Jamás habría otro hombre en su cama.