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Ficha técnica

Título: Gran Granada | Autor: Justo Navarro | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas hispánicasPáginas: 256 | ISBN 978-84-339-9795-1| Precio: 17,90 euros | Ebook: 9,99 euros

Gran Granada

Justo Navarro

ANAGRAMA

1963: un abogado amanece muerto en un hotel, en la gran Granada gris del año de la inundación, y los suicidas le irán arrebatando a la policía el monopolio de la muerte violenta. Si la realidad fuera menos real que cinematográfica, se hablaría del caso de los solteros suicidas.

¿Cómo lo ve desde sus gafas de trece dioptrías el viejo comisario Polo, ingeniero de telecomunicaciones, visionario de la vigilancia, profeta del espionaje televisual y telefónico? Hombre de bien, saluda la futura transformación del Estado Policía en Sociedad Policía. Queriendo saberlo todo, sabe que a partir de cierto límite es mejor creer que averiguar, e indaga en unas muertes que de ningún modo pueden ser asesinatos: el jefe del Estado y su carrusel de jerarcas están a punto de desembarcar en la provincia inundada.

Hay dos mujeres. Hay dos amigos íntimos, pertenecientes a lo que el más ocurrente de los dos llama el círculo homosexual: el mundo de un solo sexo, exclusivamente masculino y patriarcal, de quienes dirigen la ciudad críptica. Son los años felices de la angloamericanización electrónica y la conquista soviético-americana del espacio, el pinball y el jukebox, el origen del futuro, y los garantes de la Ley no dudan en utilizar el crimen para salvaguardar el orden.

Hace veintiún años, Justo Navarro publicó en Anagrama una novela excepcional, negra y maldita: La casa del padre, situada en los años de la Segunda Guerra Mundial. Vuelve ahora al mismo mundo, por el que también han pasado veintiún años: ya es 1963 y la vida y la muerte se han modernizado.

1

Una remota ciudad de tres ríos, en el sur del hemisferio norte, sufrió una inundación el 16 de febrero de 1963. Era sábado. La ciudad se llamaba Granada. El domingo, a mediodía, las limpiadoras de un hotel encontraron muerto en la cama al huésped de la habitación 201. El Hotel Nevada Palace acababa de celebrar un baile por el sexto aniversario de su apertura. Ofrecía los más modernos servicios, cafetería, restaurante, sala de fiestas y cocktail bar, pero la desgracia de la 201 fue el primer asesinato cometido en una de sus doscientas cincuenta habitaciones.

No se había conocido en aquel siglo un día más lluvioso, veinte horas de lluvia hasta las siete de la tarde: 500.000 litros de agua por segundo, dijo la prensa.

El viernes 15 de febrero el oculista Federico Saura había recibido en su consulta de la calle Ganivet, frente al Hotel Nevada Palace, a un señor que se presentó a última hora para graduarse la vista. No era un hombre gordo: era globoso. Parecía pesar menos de lo que prometía su volumen y, a punto de elevarse de la silla hinchado de aire, levantaba la cabeza y aspiraba más aire. Boqueaba, pero no se movía, no cerraba los ojos. Cuando el oculista le preguntó su nombre, el paciente le dio una tarjeta de visita: Fidel Ferrando Sola, abogado, con domicilio en Benidorm, Alicante y Madrid. El oculista copió los datos en la ficha médica.

-¿Edad?

-Tengo una habitación en el Nevada Palace. Somos vecinos.

La voz era ronca, y Saura temió que el paciente no fuera un paciente, sino alguien enviado por el propietario de uno de los pisos de la entreplanta, donde, en el techo que servía de suelo a la consulta del oculista, había aparecido una mancha de humedad con la forma de Groenlandia, motivo de quejas y posibles pleitos. Dos albañiles y un fontanero habían comprobado que el escape de agua no procedía del piso superior, pero el propietario de la entreplanta, Zafra, un ingeniero de Montes que vivía en Madrid, se negó a aceptar el dictamen de los profesionales, alegando que sólo eran empleados de la parte que le estaba arruinando la propiedad.

-¿No ve bien?

-Me gustaría ver más claras algunas cosas -respondió el abogado.

-¿Algunas cosas? ¿Quién le ha recomendado mi consulta?

-Un amigo que quiere comprar la casa que tiene usted en la orilla izquierda del río.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Justo Navarro

Justo Navarro (Granada, 1953), premio de la Crítica por su libro de poemas Un aviador prevé su muerte, ha publicado en Anagrama siete novelas: Accidentes íntimos (Premio Herralde de Novela), La casa del padre (Premio Andalucía de la Crítica), El alma del controlador aéreo, F. (Premio Ciudad de Barcelona), Finalmusik, El espía y Gran Granada (Premio Andalucía de la Crítica). El videojugador es su primer ensayo.

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