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Ficha técnica

Título: En presencia de un payaso | Autor: Andrés Barba | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas HispánicasPáginas: 184 | ISBN: 978-84-339-9786-9 | Precio: 14,90 euros

En presencia de un payaso

Andrés Barba

ANAGRAMA

¿Quién es capaz de resumir su propia vida en trescientas palabras? Marcos, el científico protagonista de esta fantástica novela de Andrés Barba, se golpea la cabeza sin descanso contra ese imposible durante unas navidades, mientras su mujer y su cuñado, un célebre cómico retirado con una delirante y compleja trayectoria política, se reúnen por primera vez en el año de la muerte de su madre. Con su habitual maestría para los espacios íntimos Barba nos presenta una novela sobre la identidad pero también la familia, el humor, el deseo y la sorpresa que siempre supone el verdadero descubrimiento del otro. Una novela indispensable de quien es ya sin discusión uno de los escritores más importantes de su generación en lengua española.

«Para mí Barba se ha vuelto un escritor imprescindible» (Rafael Chirbes, Letra Internacional).

«Un nuevo grande de España, eso es todo» (Lire).

«Barba ha entendido perfectamente la agresividad que a veces define nuestros encuentros románticos y la limpidez de su prosa es el vehículo perfecto» (The Times Literary Supplement).

«Hacía tiempo que un escritor no me impresionaba tanto, no ya por la lección moral que encierran los textos sino por su capacidad para tocar el corazón de la experiencia» (Pozuelo Yvancos, ABC).

«Barba demuestra una exquisita maestría a la hora de exponer, en aparentes momentos de banalidad doméstica, todo el misterio de la existencia» (Publishers Weekly).

«Ha dejado de llover supone un paso más en la consolidación de un escritor que va camino de convertirse en el mejor de su generación» (Guillermo Ortiz, Sigueleyendo).

«No necesita ayuda alguna. Tiene ya un mundo intencional perfectamente cerrado y una maestría impropia de su edad» (Mario Vargas Llosa).

[Comienzo del libro]

El 4 de diciembre del 2006, cinco minutos antes de abandonar su despacho de la facultad de Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, Marcos Trelles abrió su correo electrónico y leyó, primero con  incredulidad y luego con una excitación casi adolescente, que la Review of Modern  Physics había aceptado su artículo. Tenía cuarenta y dos años y aunque había estado casi una década investigando y publicando en revistas científicas europeas era la primera vez que conseguía publicar un artículo en una de las mejores revistas del mundo. El tema central era la capacidad de la luz para curvar la materia en ciertas condiciones de laboratorio y llevaba un año y medio trabajando en el microscopio láser de Barcelona. Su equipo vivía allí pero había perdido a dos de los antiguos becarios y como habían reducido el número de becas sólo le habían dado una nueva colaboradora: una muchacha con sobrepeso preocupante y un coeficiente intelectual que rompía el techo. La primera vez que la vio pensó que si lo que decía su expediente era cierto no había que prestar demasiada atención a que apenas tuviera un vocabulario de trescientas palabras, era un prodigio de la física.

«¿Pero cómo te ha dado por elegir este proyecto?», le preguntó una tarde. Aquella joven de cara redonda y pálida como una torta de maíz podría haber elegido lo que le hubiese dado la gana.

«Me interesaba mucho.»

«¿Te interesan las nanopartículas?»

«Lo que más.»

«¿Lo que más?», repitió. La resaca no le dejaba adivinar del todo si había oído bien.

«Sí, lo que más.»

Su cumpleaños había sido justo el día anterior y Nuria, su mujer, había organizado una pequeña cena para él con unos amigos. Había sido una cena agradable pero había bebido demasiado (en parte por la alegría de la fiesta pero también por lo que le deprimía tener que viajar a Barcelona al laboratorio al día siguiente) y la resaca había provocado que las tres horas de trayecto en tren se convirtieran en una auténtica tortura. Tenía accesos de vergüenza en retrospectiva y recordaba vagamente haber enfadado a Nuria con algún comentario… ¿sobre qué? Veía de nuevo, como si estuviera flotando sobre aquel paisaje neblinoso, las bonitas facciones de Nuria contraídas por el disgusto, recordaba haber empleado sus últimas fuerzas en poner el despertador a las cinco y media para llegar a tiempo al primer tren a Barcelona y haberle preguntado a su mujer por qué se había disgustado sin querer escuchar del todo una respuesta. Al despertar (no sabía cómo había sido capaz de levantarse) se había quedado mirándola unos instantes; el rostro un poco hinchado por el sueño, su olor dulzón, el pelo cubriéndole la mitad de la cara. Se inclinó sobre ella y la besó en la comisura del labio, un lugar privado. Nuria refunfuñó y se dio la vuelta, pero cuando estaba a punto de salir de la habitación se volvió hacia él:

«Amor.»

«Sí.»

«Llámame luego para contarme cómo te ha ido.»

«Claro.»

En el tren la resaca comenzó a mezclarse con la autocompasión y con la tristeza. «No sé ni para qué voy», pensaba como un mantra recordando los fracasos totales o parciales de sus investigaciones. Sentía el cuerpo denso y sobrecargado de un calor febril y entró en el laboratorio tan derrotado que si alguien le hubiese mandado de vuelta a Madrid le habría dado las gracias. Ni siquiera era capaz de explicar en qué momento se produjo el cambio. Los estudiantes de quinto llegaron puntuales pero la becaria nueva tardó media hora más en aparecer. Ya se disponía a echarle la bronca cuando entró por la puerta y dijo:

«Me moría de ganas de llegar.»

Se quedó paralizado. ¿Cómo iba a echarle una bronca a alguien que se moría de ganas de llegar? La veía saltar de un lado a otro del laboratorio con una agilidad inexplicable, como si a pesar de su volumen no tuviera nada en el interior. Parecía un globo de helio con bata. Marta. Se llamaba Marta, pero no sabía por qué su mente se había empeñado en llamarla Ana.

«Ana.»

«Marta.»

«Sí, Marta, perdona. ¿Has comprobado los datos que dejó el becario que estaba antes que tú? La idea era empezar hoy…»

«Si no los hubiese comprobado no habría podido preparar el microscopio.»

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Andrés Barba

Andrés Barba (Madrid, 1975), se dio a conocer en 2001 con la novela La hermana de Katia (finalista del Premio Herralde) excelentemente acogida por crítica y público, a la que siguieron Ahora tocad música de baileVersiones de Teresa (Premio Torrente Ballester), Las manos pequeñas y Agosto, octubre y las nouvelles de La recta intención. Es también autor de El libro de las caídas en colaboración con el pintor Pablo Angulo. Su obra ha sido traducida a cinco idiomas.

Obras asociadas
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