
Ficha técnica
El precio de la civilización
Jeffrey Sachs
Hemos iniciado una nueva década con un enorme desempleo, una deuda pública masiva, una desigualdad y un empobrecimiento crecientes, y un entorno natural cada vez más devastado. El sistema sirve a los muy ricos, a los gestores y a las grandes corporaciones, pero no al resto. Los gobiernos están en manos de los mercados y los especuladores. La competencia de China y otros países emergentes se intensifica mientras su nivel educativo y su tecnología no cesan de mejorar. ¿Hay alguna vía de salida para Estados Unidos y Europa?
Jeffrey Sachs, considerado como uno de los tres economistas más influyentes del mundo por The Economist, propone en este libro una nueva forma de entender la política y la gestión de la economía que puede rescatar el mundo occidental del colapso económico, la pérdida de competividad y el empobrecimiento de las clases medias y que represente los intereses de toda la sociedad y no únicamente de los millonarios y las grandes empresas.
El precio de la civilización es una lectura esencial para cualquier ciudadano occidental. Hay demasiado en juego como para abandonarse a la indiferencia.
Capítulo 1
Diagnosticando la crisis económica americana
Una Crisis de Valores
Bajo la crisis económica americana, subyace una crisis moral: la élite económica y política cada vez tiene menos espíritu cívico. De poco sirve tener una sociedad con leyes, elecciones y mercados si los ricos y poderosos no se comportan con respeto, honestidad y compasión hacia el resto de la sociedad y hacia el mundo. Estados Unidos ha conseguido tener la sociedad de mercado más competitiva del mundo pero está dejando el civismo en el camino. Si no restauramos los valores de la responsabilidad social, no puede haber ninguna recuperación económica significativa y sostenible.
Escribo este libro sumido en la sorpresa y el desconcierto. En mis 40 años que he dedicado a la economía, casi siempre he dado por sentado que Estados Unidos, con su gran riqueza, profundo conocimiento, tecnologías avanzadas e instituciones democráticas, seguiría una senda de auténtica mejora social. Decidí nada más empezar mi carrera dedicar todas mis energías a los retos económicos de otros países, donde veía que los problemas económicos eran más graves y necesitaban más atención. Ahora estoy preocupado por mi propio país. La crisis económica de los años recientes es reflejo de un profundo y amenazante deterioro de nuestra actual política y cultura del poder nacional.