Ficha técnica
Título: El paseante de cadáveres | Autor: Liao Yiwu | Traducción: Leonor Sola Comino | Editorial: Sexto Piso | Colección: Narrativa | Género: Crónica | ISBN: 978-84-15601-13-5 | Páginas: 420 | Formato: 15 x 23 cm.| Encuadernación: Tapa dura | PVP: 24,00 € | Publicación: 2012
El paseante de cadáveres
Liao Yiwu
El paseante de cadáveres es un magistral conjunto de relatos periodísticos que nos transportan al corazón de un país que se perfila para ser la siguiente cultura hegemónica en el mundo. Nos lleva a través de su convulsa y terrible historia (con cuentos de hambrunas y canibalismo), nos transporta por sus encantadoras tradiciones y creencias ancestrales y nos sitúa en una perspectiva de la realidad china, completamente ajena y diferente a la que suele circular en los medios.
Algunas de las historias de este magnífico volumen incluyen situaciones como la añeja costumbre de los paseantes de cadáveres: personajes que se contratan para transportar a aquéllos que fallecieron fuera de su lugar de origen hasta su hogar para que su alma pueda encontrar el descanso eterno, cuestión que llevan a cabo con misteriosas y místicas procesiones que implican que los cadáveres respondan a sus órdenes y cánticos. También incluye personajes fascinantes como un viejo campesino que logró convencer a toda la población en la que vivía de que él era el verdadero emperador señalado por Dios para liberar a su pueblo, o escalofriantes relatos como el de un hombre dedicado a vender mujeres del sur de China a poblados en done casi la totalidad de la población es masculina.
«Revelador, lleno de indulgencia y perdón. […] Cada recreación de estas entrevistas y crónicas captura a un individuo en particular en un momento crucial en la historia china». The New York Times Book Review
EL INFAME LADRÓN
El séptimo día del primer mes del calendario lunar de 1991, acompañé a un abogado amigo mío a una prisión de Chongqing para visitar al ladrón Cui Zhixiong. En cumplimiento de la pena de muerte a la que había sido condenado, Cui Zhixiong sería ejecutado en cuarenta y cinco días. «Me queda el equivalente a una Fiesta de la Primavera», dijo.
Lo condenaron a los treinta y nueve años. Cui, con grandes ojos y pobladas cejas, un tipo de complexión fuerte que en un día tan frío como aquél llevaba tan sólo una camiseta sin ropa interior, se comportaba como si no lo fueran a ejecutar y su actitud me recordó a la disposición propia de los soldados de infantería que protagonizan muchas películas. Aun llevando pesadas cadenas, se mostró sereno ante nosotros y perspicaz al hablar de su caso.
Varios años después, cuando me dispuse a ordenar los recuerdos de su historia, no quedaría de él más que cenizas, pero en cuanto me acordaba, un sudor frío bañaba mis manos. Dios mío, ¿todo aquello ocurrió de verdad? ¿Seguirá Cui siendo un preso a la fuga en el infierno?
Liao Yiwu: ¿No fumas? Es raro en un preso.
Cui Zhixiong: En la cárcel no está permitido fumar.
Liao: Las reglas están para romperlas, así es la naturaleza humana. Además, la situación de ahora es particular y podrías hacerlo.