Ficha técnica
Título: El inglés de los güesos | Autor: Benito Lynch | Editorial: Ediciones del viento | Colección: Viento del Oeste, nº 13 | Páginas: 356 | 12 x 17 | rústica | Género: Ensayo | Precio: 13 € | ISBN: 978-84-96964-03-7
El inglés de los güesos
Benito Lynch
En el galponcito, y sentado sobre una pila de cueros vacunos, que por su rigidez y colorido parecían tablas forradas en terciopelos varios, El Inglés de los Güesos contemplaba el último de los cajones que acababa de precintar de hierro y que contenía, muy bien acondicionadas para el largo viaje, algunas de las piezas más interesantes de su colección antropológica.
I
La llegada de míster James, o mejor aún de El inglés de los güesos, como le apodaron todos, provocó en los habitantes del puesto de «La Estaca» la más risueña curiosidad y la más franca chacota.
Y por cierto que no era para menos: apareció de repente, allá por el bajo de la laguna, jinete en el petiso de los mandados de «La Estancia», más cargado de bártulos que el imperial de una diligencia, y desplegando al tope de su alta silueta, nítidamente recortada sobre el fondo gris de la tarde lluviosa, un gran paraguas rojo.
Bartolo, el hijo del puestero de «La Estaca», que en ese momento se hallaba en el patio, muy cerca de la puerta de la cocina, fue quien lo advirtió primero y denunció su presencia a grandes gritos:
-¡Vean, vean!… ¡Negra! ¡Mama!… ¡Caracho!… ¡Vean!…
Y manos sobre el vientre y esparrancadas sus piernas de domador congénito, se reía con unas risotadas agudas como relinchos.
Al bullicio del chico salieron de la cocina doña Casiana, la madre; Balbina, la hermanita y «por mal nombre» La Negra, y Santos Telmo, hijo de otro de los puesteros de «La Estancia» y gauchito de aspecto «retobado», que siempre andaba rondando por allí.
-¿Qué pasa, che?… ¿Por qué llamás?…
Y fue instantáneo. Tan pronto como los recién aparecidos divisaron a míster James, es decir, a aquel bulto absurdo que, coronado por una enorme margarita roja, venía hacia ellos, deslizándose lentamente sobre el tapiz verdesucio del bañado, todos estallaron en una alegre y recia carcajada:
-Pero, ¿qué es eso?… ¡Pero hagamé el favor, Virgen Santísima!… Pero, ¿qué laya de hombre es ése?…