Ficha técnica
Título: Beatlebone | Autor: Kevin Barry | Traducción: Dídac Gurguí | Editorial: Rayo Verde | Colección: Rayos Globulares | Páginas: 288 | ISBN: 978-84-16689-11-8 | Fecha: septiembre 2016 | Precio: 19.00 euros
Beatlebone
Kevin Barry
John Lennon compró una isla en Irlanda. Ésta es la historia del fascinante viaje que hizo diez años después para encontrar la isla, pero sobre todo para encontrarse a sí mismo.
Huyendo de la prensa, Lennon intenta calmar el espíritu y superar así los fantasmas que lo persiguen y le bloquean la creatividad. Para lograr esto, un conductor irlandés de lo más peculiar le hará de guía espiritual improvisado.
Después de Ciudad de Bohane, Beatlebone (obra ganadora del Premio Goldsmith 2015) es la segunda incursión de Kevin Barry en el campo de la novela, con resultados igualmente extraordinarios. Con un dominio sublime del lenguaje y de los personajes, Barry nos muestra al Lennon más auténtico, el de humor cambiante y el ánimo atribulado, y nos sumerge en la exploración del pasado propio, los orígenes, lo que hemos hecho y lo que hemos dejado por hacer.
PRIMERA PARTE
John se mueve a fuerza
de melancolía – 1978
Parte hacia el lugar como un animal, como embarcado en una migración predestinada. No es algo en absoluto racional, ni siquiera está enteramente cuerdo, y en esto consiste el gran atractivo. Lleva media noche viajando hacia el este y nadie lo ha visto – si mantienes la vista baja, no pueden verte. Surcados los cielos tendidos, atravesados los lúgubres aeropuertos, ahora está sentado en el asiento trasero de un viejo Mercedes. Se siente el cerebro como el centro de una ciudad bulliciosa y nota un extraño cosquilleo en los huesos de sus pies de mono. A joderse. Tendrá que soportarlo. La carretera se desovilla como una lengua negra y lame la noche. Hay algo simiesco en sus pies, ¿verdad? Además, le sangran las encías. Pero no va a preocuparse por eso ahora – no se preocupará ni un pelo. Guárdatelo para luego. Árboles y campos pasan en la noche turbia. ¿Ansiedad? Oye una lejana nota azul de alguna parte, quizás de su interior. Ahora los ojos sombríos del conductor aparecen en el retrovisor –
Todo preparado, dice. No debería de haber problema alguno. Pero nos queda aún una hora o así hasta el hotel.
El conductor tiene un timbre de voz suave, profundo y de confianza, como un presentador de telediario, la nota de bajo y el terciopelo, o la pana marrón de su voz, y el gran y robusto Mercedes corta el aire sigiloso como el dinero al avanzar.
John está cansado, pero no de sueño.
Ni un jodido periodista, dice. Y ni un jodido fotógrafo.