Marcelo Figueras
Me complace anunciar que la banda REM no sólo está viva, sino que además goza de buena salud. Su último trabajo, Around the Sun, había presagiado lo peor. Me recuerdo escuchando el CD una y otra vez, tratando de hacer pie en alguna canción… y fracasando estrepitosamente. Around the Sun era la intrascendencia hecha disco. Tratándose de una banda que yo había llegado a considerar una de mis favoritas de los últimos veinte años (aliviando, junto con U2, el inmenso vacío dejado por Los Beatles tras su disolución), la suya era una catástrofe de dimensiones homéricas. Por suerte los miembros de REM comprendieron también que habían tocado fondo y decidieron hacer algo al respecto… o morir en el intento. Su nueva obra, Accelerate, es su disco más fresco y vital en mucho tiempo.
Me hice fan de REM desde los comienzos, cuando el single Radio Free Europe se me pegó con la persistencia de una infección. Recuerdo haber comprado sus primeras obras -hablo de los años 80, la última época del vinilo- en la disquería que el periodista Alfredo Rosso tenía en la galería Bond Street. Me encantaba la guitarra a lo Byrds de Peter Buck, la voz dulce y a la vez poderosa de Michael Stipe, las imágenes oscuras de las letras y el gótico sureño que se desprendía de todas las canciones. Con el tiempo adquirieron la variedad y la perfección de una banda clásica; sigo creyendo que Automatic for the People es uno de los mejores discos de la historia del rock, en la misma liga -por ejemplo- de Sgt. Pepper. (Nightswimming, que allí figura, es además una de las canciones más bellas que conozco.)
Accelerate huele a refundación. Ya desde la tapa, cuyo arte en blanco y negro parece más propia de una banda que comienza -y se autogestiona- que de un supergrupo. Es otra vez un disco de rock clásico, que regresa a la guitarra de Buck y sus inagotables arpegios. Más energético -la propulsión de Living Well is the Best Revenge, que abre el disco, establece el tono- que contemplativo, se las arregla de todas maneras para incluir una de esas baladas que REM hace tan bien: Until the Day is Done no desentona en compañía de clásicos como Everybody Hurts.
Stipe también volvió a su mejor forma, con letras que van de lo lírico a lo vitriólico (Accelerate puede ser leido como un disco sobre el estado de las cosas en USA), lleno de alusiones al apocalipsis y la cultura pop -desde Harry Houdini, un favorito de este servidor, a otro favorito: Blade Runner, en el verso "Tyrrell y su búho mecánico" de Sing for the Submarine- y un fraseo algo dylaniano que le percibo por primera vez. La música proveerá la luz, no puedes resistirte, canta en I’m Gonna DJ, que cierra el disco con ese pop viral que es una de sus marcas de fábrica -desde Radio Free Europe.
REM se las ingenió siempre para funcionar como banda sonora de mi vida, regalándome siempre la canción justa -la letra justa- en el momento indicado. Accelerate no es la excepción. Sólo eres tan grande como tus batallas, dice Stipe en Horse to Water, la canción de alguien que se niega a ser vencido.
Tomo debida nota.