Marcelo Figueras
…Y para concluir con esta semana moorecéntrica, permítaseme citar también las palabras de Alan Moore sobre una de mis alegrías de estas semanas: el regreso de la miniserie The Wire, en su última temporada -snif- por HBO. "El pináculo más absoluto de todo lo que vi por TV últimamente es The Wire", declaró el escritor de V from Vendetta y From Hell a la revista Entertainment Weekly hace algunos días. "Es la más asombrosa pieza televisiva que haya salido alguna vez de los Estados Unidos, y posiblemente la más asombrosa de la historia, y punto". ¿Suena lo suficientemente taxativo? Esperen, que hay más.
"A eso le llamo yo televisión adulta. Es novelística. Uno descubre paulatinamente cada pequeño aspecto de la realidad de Baltimore, y construye a partir de ese mosaico una pintura panorámica de la ciudad con toda su complejidad: desde el puerto y los chicos de los barrios pobres a la estructura de poder, la policía, la oficina del alcalde… Tiene grandes escritores: George Pelecanos, David Simon. Y además personajes maravillosos: Bubbles, Omar… Al lado de The Wire, todo lo demás parece tonto", concluye Moore.
Perdón que insista, pero me temo que no han visto nunca The Wire y debo decirles que se están perdiendo algo grande. Más allá de la piel del policial, The Wire es lo que escribirían grandes como Dostoievski y Victor Hugo si resucitasen hoy: un relato vasto y profundo sobre lo que significa, y por ende sobre el precio que entraña, vivir en una gran ciudad capitalista, cuyas instituciones son ante todo máquinas de impedir. Donde el policía no puede hacer su trabajo porque no hay presupuesto. Donde el trabajador pierde su puesto a causa de la crisis económica, o su casa al no poder pagar su hipoteca. Donde el periodista no puede informar, porque escribe en un medio que sólo produce espectáculo para la masa que no discrimina. Donde el maestro no puede enseñar, porque sus alumnos no tienen más perspectiva de futuro que vender droga en las esquinas.
Y después dicen que la era de los grandes relatos se acabó, o hablan de la crisis de la novela. Los que están en crisis, en todo caso, son los escritores, o los estudios de Hollywood. El público nunca está en crisis, y por eso busca el relato no donde debería estar, sino donde está en efecto. A veces, como en el caso de Moore, la historieta habla de cosas importantes que la literatura elige ignorar. A veces, como en el caso de The Wire, la televisión narra con mayor vuelo y profundidad que el cine.
Cuando en el futuro ensayistas e historiadores busquen los grandes relatos de este tiempo, sin duda alguna acudirán a The Wire.