Marcelo Figueras
Pocas novelas disfruté más en los últimos tiempos que The Given Day, la nueva de Dennis Lehane -el autor de Mystic River. Lehane es de esos escritores que utilizan los elementos del género policial (como en Mystic River, como en los guiones que escribió para la serie The Wire) con la intención de hablar de algo más profundo y más urgente: las características de la sociedad en que nos toca vivir, las profundidades del alma humana.
A diferencia de sus relatos habituales, The Given Day es una novela ‘de época’ -Boston, 1919- en la que de tanto en tanto aparecen personajes históricos -Babe Ruth, Louis Fraina, el futuro presidente Calvin Coolidge- y que lidia con un hecho que ocupó la plana principal de los diarios: la primera huelga policial, que derivó en un motín de proporciones. Pero al igual que en sus mejores novelas, hay una construcción del suspenso que impulsa de forma irrefrenable hacia delante y un par de personajes de esos a los que el lector se hermana de corazón y sigue hasta sus últimas consecuencias.
Danny Coughlin es hijo de uno de los más respetados policías de Boston, profesión a la que también se ha sumado. Enviado a infiltrarse en una agrupación socialista, con la excusa de prevenir ataques como los que los anarquistas solían lanzar, Danny advierte que los discursos que oye no están del todo desprovistos de razón. Y a consecuencia del vuelco que su corazón sufre, se aplica a organizar a los policías de Boston como organización gremial con la intención de mejorar su pago y las infrahumanas condiciones en las que trabajan.
Luther Laurence ha debido abandonar a su mujer y su hijo para escapar de la venganza de un malviviente. Su destino se cruza en Boston con el de los Coughlin, para quienes empieza a trabajar como sirviente -Luther, casi se torna innecesario decirlo, es negro. Lejos de sentirse a salvo en la gran ciudad, percibe cada vez más que los estamentos del poder harán lo imposible para evitar que los negros se organicen y ocupen espacios más allá de los marginales que la sociedad les depara.
Como habrán advertido, más allá del setting histórico The Given Day es una novela que resuena con fuerza en el hoy. Monumental por tamaño -700 páginas, en inglés- pero también por sus aspiraciones, The Given Day conmueve al representar dramáticamente la clase de dilema que enfrentamos a diario, vivamos donde vivamos: la crueldad con que este mundo trata al hombre honesto, y la feroz resistencia que ofrece -encarnada en otros hombres para nada honestos- a cualquier intento de convertir este lugar en un sitio mejor, más justo, más humano.