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Brújula perdida, estrella encontrada

Por 17 de diciembre de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

¡Qué desilusión es La brújula dorada! Como fan de la trilogía del escritor Philip Pullman, esperé con ansiedad el estreno de su adaptación cinematográfica. El elenco me llenaba de esperanzas: Daniel Craig, Nicole Kidman, Derek Jacobi, Tom Courtenay y Eva Green como la bruja Serafina Pekkala. (Ah, qué mujer. Si todas las brujas fuesen como ella…) El diseño de producción, que había ido espiando durante meses en internet, también me alentaba: realmente era bello y en sintonía con el mundo paralelo que Pullman describe, una suerte de Inglaterra detenida en el tiempo en la que sigue habiendo carruajes -aunque propulsados a motor- y dirigibles surcando los aires. La responsabilidad del fracaso le cabe sin duda alguna a Chris Weitz, director y guionista, a quien le extendí crédito a pesar de que su currículum no era ninguna garantía. Weitz dirigió American Pie y la adaptación de la novela de Nick Hornby About a Boy, comedias realistas y a menudo zafias, pero yo siempre apuesto unas fichas a aquel que se juega por algo distinto. En este caso -ay- perdí. Los problemas de la película La brújula dorada son ante todo narrativos. El film procede acumulando explicaciones farragosas y escenas de acción sin preocuparse nunca por generar empatía con sus personajes y con el nudo de la historia. Cuando un relato que incluye niños esclavizados no logra retorcerme el alma, es que algo esta funcionando muy mal. En algún sitio, el fantasma de Charles Dickens se revuelve indignado.

/upload/fotos/blogs_entradas/stardust.jpgLo que me devolvió el alma al cuerpo fue la visión de otra película que conseguí en DVD el mismo fin de semana: Stardust, dirigida por Matthew Vaughn (autor de la entretenida Layer Cake), basada en la historia original de Neil Gaiman. Stardust también tiene un elénco mayúsculo (Michelle Pfeiffer, Robert De Niro, Peter O’Toole, Claire Danes) y una anécdota fantástica, en la que también hay brujas y mundos paralelos, como en La brújula dorada. Pero todo lo que la película de Weitz hace mal, Stardust lo hace bien. Uno se involucra con sus personajes, acepta las reglas que rigen su universo (alternativas a las del nuestro, pero de lógica inapelable) y no deja de sorprenderse hasta el final. Pero claro, Stardust fue realizada con un presupuesto infinitamente menor y tuvo una promoción minúscula al lado de La brújula, por lo que terminó pasando casi desapercibida. La vida no es justa. Es buena, como dice Lou Reed, pero de justa ni hablar.

Qué lástima que una historia tan bien hecha y a la vez tan revulsiva como la de la trilogía de Pullman (que responde al título genérico de His Dark Materials y presenta una relectura revolucionaria del relato cristiano de la Creación) haya sido asesinada por una versión cinematográfica tan desangelada. Chris Weitz debería regresar a American Pie V y dejar esta clase de relatos a gente que sabe cómo manejarlos: el obvio Peter Jackson, y ahora también Matthew Vaughn. Jackson & Co. tienen claro que no hay que dejarse marear por enanos, elfos, brujas y efectos digitales. Para que un relato así funcione las reglas son las mismas que en el resto de los géneros, de El graduado a El gatopardo: es preciso contar la historia de la forma más dramática y emocional posible, seduciendo al espectador para que se involucre en el destino de sus personajes. El público no hace distingos entre un príncipe encantado y un alumno de Harvard: lo único que quiere es que el director lo convenza de que vale la pena dedicar dos horas a acompañarlos en la persecución de sus destinos.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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