
Eder. Óleo de Irene Gracia
Jorge Eduardo Benavides
Entendemos que esta semana la propuesta haya resultado algo difícil, sobre todo porque requiere mucha concentración de nuestra parte contar cambiando de posición y observando atentamente cuando se dan las condiciones de cada focalizador. Y eso resulta siempre forzado, poco natural. Pero por otra parte, debemos asumir la propuesta exactamente como lo que es: un ejercicio para entender mejor uno de los mecanismos menos comprendidos de la narración.
Por ello mismo, creemos que con los cuentos que hemos colgado se entenderá mejor lo que queríamos explicar. Observarán que nuestros comentarios -integrados en esta ocasión en cada uno de los textos- son meras observaciones de dónde se formulan con claridad los cambios de perspectiva o focalización. No hemos comentado otros aspectos de los ejercicios para ceñirnos de manera exclusiva a los focalizadores: cómo funcionan, cuánto varían unos de otros, qué acertados resultan o, en algún caso, dónde se repiten. Léanlos con atención, así como los demás textos colgados por vuestros compañeros y saquen sus conclusiones. Verán, de todas maneras, que se trata de un mecanismo elusivo y que rara vez encontramos químicamente puros, pues casi siempre se mezclan con rapidez en requiebres que hacen muy difícil la tarea de extirparlos del texto para su mejor observación. Por esa misma dificultad es que pensamos en lo necesario que resulta detenernos en analizarlos con interés.