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No me llames loca

Por 24 de septiembre de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Un tribunal francés ha dictado que a Marine Le Pen se le practique un examen psiquiátrico, y la croissanterie política se ha arrugado al completo, desde la discretona burguesía hasta la izquierda despeinada de Mélenchon: mon Dior!, cómo van a psiquiatrizar la política, por disparatada que sea, han reaccionado. El caso de Marine, dejando de lado su freudiano combate con el padre –un ultra desfasado que quería convertir el país en un salchichón con denominación de origen–, ha preocupado a los jueces, que ignoran si es capaz de distinguir entre el bien y el mal.
Le Pen es una mujer didáctica que no conoce melifluidades, siempre a la greña con propios y extraños. En el 2015, un periodista comparó la propaganda de su partido con la del autodenominado Estado Islámico y ella respondió implacable, sin tonterías: ¿Cómo podían compararla con los bárbaros salafistas radicales? Por ello colgó en su cuenta de Twitter varias fotografías de ejecuciones yihadistas. “¡Esto es Daesh!”, escribió en uno de sus tuits junto a las fotos de un soldado sirio aplastado por un tanque, un piloto jordano quemado vivo dentro de una jaula y el cuerpo decapitado del periodista norteamericano James Foley, cuya familia tuvo que apelar al respeto. A Le Pen se le atribuye un delito de difusión de imágenes violentas que atentan contra la dignidad humana. Me pregunto qué ocurriría si todas aquellas personas que son a menudo acusadas –muy banalmente– de nazis inundaran las redes con los horrores del Holocausto a fin de defenderse. La piel descarnada de la humanidad seguiría sangrando. El caso es que Marine ha dicho que ni loca dejará que le hagan el test de salud mental.
La relación entre política y desórdenes mentales es ya muy extensa, e incluso parece demostrado que el 75% de quienes han ejercido de prime minister en Gran Bretaña sufrieron desórdenes mentales significativos. Los ha habido en todos los continentes: megalómanos, obsesivos, narcisistas y psicópatas. Rafael Trujillo, dictador de la República Dominicana, nombró coronel a su hijo de siete años; Lindon B. Johnson, sucesor de Kennedy tras el magnicidio de Dallas, probó al llegar todas las duchas de la Casa Blanca y, días más tarde, ingresó en un hospital preso de un ataque de nervios porque ni la temperatura ni los chorros de agua eran los adecuados; y Kim Jong-Il, padre del actual mandamás norcoreano, sólo comía aquel arroz que había sido cocinado sobre un fuego hecho con madera traída del sagrado monte Paektu. Por no recrearnos en Trump y sus patologías confesas. Ahora bien, ojalá estos líderes que actúan como niños malcriados y tiranos aprendieran de la sensibilidad, la resiliencia y la empatía que poseen muchas personas con trastornos mentales. Bien lo dejó dicho Julio Cortázar: “No cualquiera se vuelve loco, esas cosas también hay que merecerlas”. Porque los locos de verdad acostumbran a estar mucho más cuerdos que quienes se presentan cual mesías justicieros.
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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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