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Marea baja

Por 30 de enero de 2014 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Marea baja en Madrid. Como cuando las olas arañan la orilla pero fracasan en su intento de espumear la playa. Marea sin mar que se convierte en marejada, y no sólo blanca, sino antracita, dejando tras de sí una estela de guijarros y malas hierbas. Marea negra de grafitis, como si más que nunca pudiera gritarse cualquier tontería sobre las fachadas mudas, o los ventanales chapados y ciegos de las oficinas de Bankia. Marea naranja de “se alquila” o “se vende”, que regurgita desde la calle Churruca a Príncipe de Vergara, o en General Martínez Campos, donde en un rótulo se lee: “Créditos avalados por tu vehículo”. Marea de enfermos hacinados en los pasillos del hospital de Móstoles y de mamografías aplazadas sine die. En calles señeras (y señoras) como Gran Vía o Serrano la tormenta imperfecta ha arrasado con el rancio señorío. Cerró la tienda Samaral, abierta en 1934 y de la cual Ava Gardner, la Dietrich o Elizabeth Taylor fueron clientas; y el esplendor del Palacio de la Música sigue pendiente de rehabilitación -el Ayuntamiento aún estudia cambiar su uso de cultural a urbanístico a fin de que pueda campar a sus anchas otro H&M o similar-.
Hoy, en la T4 los pasajeros que se dirigen a la puerta deben pasar al lado de los módulos de gloss labial de Christian Dior. Ese no lugar donde el ciudadano debe demostrar a cada rato que es inocente se ha convertido en un gran centro comercial, propio de la macdonnaliación (o zaratización) del mundo, según George Ritzer. Los símbolos castizos acusan cansancio. En la Castellana incluso la señal del estadio del Real Madrid está de rebajas: “S Bernab”, se lee. Porque Madrid, después de la huelga de la limpieza, no ha vuelto a ser el mismo. Las hojas de octubre siguen arremolinadas en las alcantarillas. Y una cadena de actos fallidos desde el comando central del poder madrileño se acumula en los contenedores orgánicos. Pero ahí está el pueblo, esa raza gladiadora y tozuda, que refunfuña día sí y al otro también, el Madrid protesta de los dj, los tekis, también de los Milans del Bosch y los Álvarez de Toledo, de los cómicos sin camerino y los quiosqueros rojos que agitan la mañana de invierno con un par de churros y una leche manchada. Nunca hubieran podido elegir mejor momento para programar en el Prado una exposición de Velázquez y la familia de Felipe IV.
(La Vanguardia)

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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