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Leonardo con sol

Por 26 de noviembre de 2011 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Londres a 15 grados, con un sol enredado entre bruma pero sol al fin y al cabo, que refulge sobre los edificios blancos de South Kensington, abrillanta los puentes del Támesis y estalla en los escaparates de Harrods decorados con juguetes antiguos con un lujoso aire de desván. Desde las siete de la mañana, en Trafalgar Square, bordeando The National Gallery, hay largas colas de gente con gorro y anorak. En este mundo cada vez más gaseoso que líquido, que no acierta a desnudar sus múltiples capas, como una cebolla, la gente es capaz de madrugar un sábado para admirar a Leonardo da Vinci. El sistema de la moda ha colonizado los museos. Son los nuevos templos, un lugar adonde ir y sentirse mejor persona, como si el influjo del pintor-intelectual que fue Leonardo nos produjera un inmensurable beneficio espiritual.
«Dime qué consumes y te diré quién quieres ser, y cómo quieres sentirte». Consumir cierto tipo de objetos contribuye a definir simbólicamente nuestra identidad. Lo importante no es la posesión en sí misma, sino la carga simbólica que asociamos a ella que, en definitiva, nos hará sentir personas más exclusivas. Siento, luego existo. Hace un par de años, mientras contemplaba Las cuatro estaciones de Cy Twombly en el MoMA de Nueva York, sentí un intenso aroma de flores blancas, y a la vez escuché un grito. Un alarido desgarrador, mientras los ojos se mecían entre las manchas amarillas del otoño de Twombly y el olfato despertaba con los jazmines que volatizaban su dulzor. Yoko Ono había instalado una perfomance en el hall. Un micrófono y la invitación a los transeúntes para vaciarse gritando. Y un poderoso ambientador exhalaba notas olfativas. Los sentidos se desplegaron en bloque aquella mañana de domingo: vista, oído y olfato convergían a la búsqueda de una experiencia estética.
Lo mismo que me ocurre esta mañana de sábado en The National Gallery, frente a la reproducción de La última cena. Basta la ilusión de esos empolvados que escapan de la piedra, la luz envolvente, «la exploración de Leonardo sobre la apariencia de las formas, cuestionando los principios que rigen las modalidades sensoriales de toda observación emprírica, minuciosa y precisa», escribe Larry Keith, sobre la búsqueda de la perfección de Leonardo.
La vida moderna, con sus fragilidades, ha dado fe de que no existe garantía: que estudies y por ello obtengas un puesto de trabajo, que te perfumes y por ello seas admirada, que ames y por tanto seas amada. No siempre existe una correspondencia con el valor de tus actos. El amor no es duradero. Vence la inmediatez sin moderar las expectativas. O todo o nada. Por ello, las promesas de intensidad se han convertido en uno de los valores más absolutos de hoy en día.
Aprovechar Londres con sol. Leer a media tarde Trabajos forzados (Impedimenta) y la ardua vida de los escritores: el salón de belleza de Colette, Orwell lavaplatos, Gorki pinche de cocina, el agente de seguros Frank Kafka. Al atardecer, descubrir las velas de ámbar de Annick Goutal en ese desván lujoso, puro oxímoron, llamado Harrods. Y acabar el día sintiendo de nuevo calor en la sien, el aguijón stendhaliano, al contemplar La última cena de Leonardo aún con la incómoda certeza de no distinguir el original de la copia.

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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