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La normalización del odio

Por 22 de enero de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Joana Bonet

Sí, en la España del 2018 no sólo se incita a odiar a quien piensa diferente, sino que se le odia. Con la rabia clavada entre los dientes, porque en esas cavidades donde apenas entra el palillo, se ensaliva el mal. Tanto es así que los feroces haters emanan un aliento fétido, esa halitosis propia de los estómagos vacíos que sólo serán saciados con veneno. En la España del 2018, con la grave crisis entre España y Catalunya de telón de fondo, se insulta a la ligera con palabras vejatorias de honda dimensión, como fascista o traidor.
A mí me han llamado xenófoba catalana y supremacista, una triste anécdota. Porque muchos de mis colegas han recibido gravísimos ataques verbales, burlas y mofas, e incluso les han escupido por la calle porque representan y ponen cara a la opción diferente a la suya. Las amenazas de muerte a Albert Rivera desgraciadamente no son novedad. La noticia es que se detenga al individuo que las ha proferido. Que se tome en serio este albañal. Una ­corriente infecta que no sólo acalla el diálogo, sino que corrompe ese bien común por el cual generaciones eternas siguen luchando llamado libertad de expresión. Además de barrer de un plumazo valores como el respeto y la urbanidad. La fractura empieza a supurar, y se convierte en enemigo mortal a quien está enfrente.
En las tertulias de radio o televisión hay bronca; no sólo se polariza, se choca frontalmente: eres de un bando o del otro, malo o bueno. Pocos escuchan, ya están entrenando mentalmente la manera de desacreditar al que habla porque sostiene lo contrario que ellos.
En el plató de Espejo público, el día de la constitución de la Mesa del Parlament, me sentí por primera vez humorista. Cada vez que abría la boca, sin ninguna otra proclama que la de ce­lebrar que se reanudara la vida par­lamentaria en Catalunya, algunos contertulios se choteaban. En parte, me sentí afortunada de divertirlos, aunque en verdad aquello resultaba una representación más de la actual re­lación entre España y Catalunya: un ­enconamiento irracional que pretende herir, noquear. Un narcisismo ­extremo que sobrevalora una identidad por encima de la otra: ahí está la sed feroz del opinador que insta a insultar al veterano periodista o la amarga bilis de quien le desea una violación en grupo a una política. Campan a sus anchas, sin sentido de la elegancia ni vergüenza ajena, porque no han encontrado resistencia.
El insulto se ha convertido en herramienta de relación social válida y ­aceptada. Una forma de violencia ­amplificada por las redes, igual que las ­fieras hambrientas en el circo romano. Pero no basta la profilaxis que todos prac­ticamos ante el asunto. Si siguen quedando impunes el insulto y la ­amenaza, no sólo resultará una prueba de la dejadez propia de una sociedad convulsa que ha roto el principio de
la convivencia. Significará su propia ­dimisión.
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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 ejerce de columnista de opinión en La Vanguardia.

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