
Jesús Ferrero
Marianne Faithfull nació en 1946, de modo que tenía uno o dos años menos que casi todos los Rolling Stones, con los que mantuvo relaciones más que estrechas. Los que han puesto cara de asombro cuando me he referido al club de jóvenes dorados que conformaron en algún momento los Rolling Stones con los hijos más hedonistas y turbulentos de la aristocracia inglesa, suelen olvidar que para empezar Marianne Faithfull era baronesa, y su título procedía la celebérrima y pintoresca familia del Leopold von Sacher Masoch, del que surgió el concepto “masoquismo”.
Siempre he dicho que ya antes de Sacher Masoch había masoquistas, y que son detectables en Homero, pues ya en la Ilíada vemos algunos adictos al dolor, pero el concepto que iba a definir toda una tendencia de la condición humana no cristalizó hasta la aparición de la novela de Sacher Masoch La venus de las pieles, donde vemos las evoluciones de un hombre sufriente y extremadamente adicto a su sufrimiento, en manos de una mujer con látigo y de naturaleza claramente sádica.
El sadismo ya estaba definido desde Sade, faltaba definir a su oponente dialéctico, y esa flauta la tocó, con bastante gracia y mucha fantasía kitsch, el varón Leopold von Sacher Masoch, el antepasado más ilustre de Marianne Faithfull. Pero claro, no todos los títulos nobiliarios tienen el mismo valor ni todas las baronías el mismo significado. Supongo que no es lo mismo heredar el marquesado de Sade que el ducado de Rosacruz, los dos son bastante simbólicos pero el primero lleva un añadido que lo hace engordar abismalmente: todo lo que implica la vida y la obra del marqués más escatológico y sangriento (al menos en sus obras escritas) de toda la historia de la humanidad.
¿Heredó Marianne Faithfull el masoquismo arquetípico y fundamental que caracterizó a su más distinguido antepasado? Todo indica que sí. Parte de lo que nos va a ocurrir en la vida depende un poco de cómo interpretemos nuestro propio nombre y del significado que le damos. Si heredas el apellido Guzmán le puedes poner mil significados, desde el original “hombre de Dios”, “hombre bueno”, a otros muchos significados entresacados de la historia popular, pero si heredas el apellido Sacher Masoch ¿cómo lo interpretas? Enseguida estás obligado a pensar en La venus de las pieles. Curiosamente, Marianne Faithfull fue una especie de venus de las pieles, por un lado lo fue, y por otro una especie de mártir cristiana que busca la extraña redención del dolor.
¡Qué vida la suya! Primero fue una escolar taimada y torpe de colegio religioso, luego fue intérprete de canciones dulzonas y temblorosas de la época “yeyé”. Por aquel entonces era novia de Mick Jagger y muy amiga de Brian Jones y Anita Pallenberg, con los que pasaba largas jornadas de disipación y carnaval.
A ella le debemos las imágenes más resplandecientes de Anita Pallenberg, y que junto a ella fue la otra gran musa del Swinging London, movimiento sobre el que Marianne proyectó una mirada llena de comprensión y de humanidad, sin por eso omitir todo lo que hubo de estupidez y de fango en la movida londinense de los años sesenta.
Tras su época con los Stones y su intento de suicidio en Australia, donde tuvo un viaje astral con Brian Jones, Marianne Faithfull se hundió en el abismo de la heroína junto a su amiga Madelaine, y juraría que permaneció más de diez años prostituyéndose en el Soho. Asombrosamente, salió de ese abismo y de otros. No le ocurrió lo mismo a su amiga Madelaine (a la que dedicó la canción Lady Madelaine), y que apareció muerta en su casa tras golpearse repetidas veces la cabeza contra la pared. La muerte la refiere con angustiosa lucidez Tony Sánchez, el camello español de los Rolling que era por aquel entonces novio de Madelaine.
Cuenta Marianne que en su época de prostituta tuvo una tarde como cliente a su antiguo novio Mick Jagger. Al parecer Mick la contrató tras cruzarse con ella en una calleja del Soho, y copularon precipitadamente en la trastienda de un establecimiento dedicado al revelado de fotografías. ¡Para no creerlo! Al final resulta que la realidad puede llegar a ser más simbólica que la literatura.
Pero Marianne consiguió dejar atrás todos esos infiernos y hacia los cuarenta años reapareció, como una radiante reina de la noche que ha atravesado de parte a parte la oscuridad, y fue entonces cuando nos regaló sus mejores canciones. Y ahí seguía, con su mirada mansa y profunda, esta mujer tan cargada de bien y de mal que casi resultaba sobrenatural hasta que en enero de este año nos dejó para siempre, ella, que parecía tan resistente, ella, que en su época más gloriosa y sufriente compuso la letra de la canción más honda y desesperada de los Rolling Stones: Hermana morfina.
Que la tierra le sea leve.