
Jesús Ferrero
La noche susurra una canción gélida.
¡Laura está muerta!
La peor consecuencia de que te quiten la vida
es todo lo que aniquilan al suprimir tu existencia:
te roban tus anhelos, los recuerdos
que poblaban tu mente cuando mirabas
la lluvia o la luna pálida, los deseos, los ensueños,
los proyectos, las preguntas que te hacías
en los días de angustia y en las tardes soleadas…
Toda existencia representa una línea ininterrumpida
desde el origen mismo de la vida.
Toda existencia es una cadena que se pierde
en la noche de los tiempos y en la noche del deseo.
Segar una vida no es una insignificancia,
es una inmensidad que sobrepasa
los límites del cielo.
La luna se tambalea. ¡Despierta, alma perdida,
y escucha lo que me cuentan las voces de la noche!:
“Entre rumores de alisos y de juncos y de fuentes
que discurren a lo lejos, Laura sintió una presencia
que arrastraba con ella
la enfermedad de la muerte…
Y ahora Laura ya no canta su canción
de todos los días;
el silencio la rodea y avanza a pasos quedos
por un campo de estrellas."
Los dioses del lugar perciben
una clamorosa ausencia:
¡Laura está muerta!
El alba susurra una canción gélida.