Jean-François Fogel
Esto es para los aficionados. Aficionados a Cuba y de tecnología que leen en inglés. El texto me llegó a través del RSS del blog de más éxito de EE. UU: Boing-Boing. Se trata de una conferencia sobre las tecnologías emergentes animada por O’Reilly (el inventor del término Web 2.0). En este caso se trataba de las tecnologías en Cuba después de la caída del campo socialista.
Claro que frente a la escasez había que inventar para sobrevivir a lo largo de la isla. "Cubans teach us to strip away layers of plastic, metal, and code to the root of what technology is, and what it has always been" (los cubanos nos dicen que hay que quitar las capas de plástico, de metal y de código para llegar a la raíz de la tecnología, de lo que siempre fue) explicaron los dos oradores.
Nada nuevo para los que conocen los camiones transformados en barcos, las neveras en almacén de libros o las bicicletas que fingen ser una motocicleta con un motor de grúa. Pero me gustan las notas de Cory Doctorow. Hablan del mundo de las novelas de Zoe Valdés o Eliseo Diego. Es decir: el mercado negro asume el 95% del suministro; es un mercado de productor a productor (trueque) totalmente descentralizado con una circulación continua de los productos. En otras palabras es un modelo que vale la pena copiar, al revés del modelo estatal oficial. Pero la frase que me encanta (no más que una frase) y es esta: "Man wants wood for a raft for Miami, traded laptop -political freedom for national freedom" ("un hombre quiere madera para construir una balsa para ir a Miami, lo consigue a través del trueque de una computadora -libertad política en contra de libertad nacional". Tener una computadora conectada a la red es tener libertad de pensamiento y de informarse, pero en Cuba no se da acceso a lo que ofrece una balsa. El compañero Raúl tiene trabajo. (Espero leer esto en una novela pronto).