Jean-François Fogel
Lo voy a decir, sin pelos en la lengua, tal como lo sentí ayer en el Espace d’animation des Blancs-Manteaux, un esplendido espacio de exposición en el barrio de Le Marais: las revistas son aburridas. En este lugar precioso que hospedaba durante años los servicios de lucha contra las ratas del municipio de París, había este fin de semana más de 200 representantes de alrededor de 700 revistas. Era el Salón 18 de la revista y por la edad de los que estaban presentes (ofreciendo revistas o visitando), por la agobiante abundancia de papeles, por la sensación de llenar el espacio hasta la saturación, se parecía a una vieja librería en el momento de mudarse a un lugar más barato porque el negocio no le va muy bien.
Es injusto, lo sé, pero hay algo difícil en nuestra época, a veces anacrónico, en la oferta de la revista que pretende ubicarse entre el libro y la prensa en este momento de publicación electrónica frenética. No se gana plata con las revistas era el lema general de personal que tienen entusiasmo en un oficio imposible. Salí del lugar sin haber sido seducido…
Unos apuntes sobre mi visita:
1. Las revistas apuntan sobre todo a las ciencias sociales, la literatura y la historia.
2. Las revistas son más de izquierda que de derecha.
3. Siguen las marcas deslumbrantes: La femelle du requin (La hembra del tiburón), Le préau des collines (El patio de los montes), Enculer (imposible de traducir sin romper los códigos de la buena educación), Fleur de lune (Flor de luna).
4. Existe dos excelentes portales para encontrar revistas en líneas: Cairn y Revues.org
5. Existe también un anuario de revistas: Ent’revues