Jean-François Fogel
Mucho se dice de la «mala suerte» de la prensa venezolana sometida a una nueva ley que tiene como propósito callar las noticias desfavorables al gobierno de Hugo Chávez. Es una acción que tiene como objetivo quitar contenidos del mercado cultural. Pero hay otra acción que, con el mismo deseo de promover al gobierno bolivariano, utiliza el método opuesto: poner contenidos en el mercado cultural. Para saber cómo funciona, basta leer un excelente artículo en el sitio (en inglés) de la BBC . Se explica muy bien como se utiliza la promoción de la lectura para difundir textos comprometidos a favor del pensamiento marxista o hostil a Colombia.
Hace unas semanas, leí en el Nuevo Heraldo un artículo sobre las purgas de libros en las bibliotecas de Venezuela para quitar de los armarios El Principito de Saint-Exupery, Lecturas para jóvenes venezolanos de Uslar Pietri, El misterio de la momia de Hitchcock o Venezuela, Política y Petróleo de Rómulo Betancourt. Creo que todas estas medidas caben dentro de la misma visión bolivariana de un pueblo «iluminado» por un pensamiento único.