Jean-François Fogel
Gran polémica en Francia entre dos autores de la casa editorial POL (Pol Ochtakovsky-Laurens). Una novela, Tom est mort (Tom ha muerto) está en el centro de lo que se va a transformar en una demanda en justicia. La novela, obra de Marie Darrieussecq, cuenta la muerte de un niño. Camille Laurens, novelista, publicó por su parte, en 1995, Philippe, el relato de la muerte de un hijo suyo en un par de horas después del parto. Laurens afirma que Darrieussecq hace un “plagio síquico” de su obra al relatar la muerte de un niño aunque nunca pasó por esta situación.
Como se trata de una visión nueva del plagio, más allá de la polémica parisiense, abogados y autores siguen con gran interés la polémica. Según Darrieussecq el “plagio síquico” se parece a una usurpación de identidad: alguien vive una experiencia poniéndose en el ser íntimo de otra persona. Al leer la novela de su rival, dice, tenía la sensación que el texto había sido escrito en su propia cama o en el sillón de su despacho.
Le Monde, Libération, y Le Figaro dedicaron amplias crónicas al nuevo concepto del plagio. Pero quizás lo más interesante fue la reacción del propios editor, Pol Ochtakovsky-Laurens. Al tener que elegir entre las dos enemigas que viven en su casa editorial, opto para Darrieussecq después de recordar a todos “una casa editorial no es una familia y tampoco es una pandilla de amigotes”. Habla de atmósfera, de reflexión, de emulación, nada de abogados, pero si existe de verdad el “plagio síquico” estos últimos van a tener un papel fenomenal.