Jean-François Fogel
En las fotografías por satélite de Google Earth hay poca distancia entre la casa de Fidel Castro Ruiz y la de su hermano Raúl Castro Ruiz. Ambas se ubican al oeste de la capital cubana, en la zona del country club. Es imposible equivocarse en la búsqueda de la casa de Fidel pues los maestros de Google pusieron en su fotografía de Cuba una bolita plateada con un cartel: "Punto cero (casa de Fidel)". Como ven estamos precisamente en latitud 23° 04′ 50,51" Norte y 82° 29′ 07,84" Oeste de longitud. No hay que desplazarse mucho, hasta latitud 23° 03′ 55,37" Norte y 82° 28′ 23,24" Oeste de longitud, para encontrar el hogar de su hermano Raúl. Esta casa con un edificio doble, un entorno con muchos árboles cítricos, una piscina, un campo de béisbol y una entrada muy discreta en la calle 222, es el centro de la finca La Niña. El cambio de mando en Cuba se resume en este movimiento de pocos kilómetros al oeste de la capital cubana: se pasa del punto cero a la finca La Niña.
Raúl Castro, que no es un cabezón estúpido, sabe que en el mundo real de Cuba, el mundo de los que mandan y viven en la zona del country club, no vale la pena buscar un cambio. Y por el momento se dedica a trabajar en lo virtual, en el desplazamiento de la información digital. Más allá de permitir a los cubanos la entrada a los hoteles que cobran en dólares, promueve una serie de medidas que van todas no al protocolo de las casas country club sino al protocolo de transmisión de datos. El derecho para todos de tener un ordenador, el derecho de utilizar un teléfono celular son pasos muy significativos para los cubanos. Por el momento, no hay más: ordenadores y teléfonos. Del acceso de todos a la red, que sería un paso lógico dentro del mismo paquete de medidas no se dice nada. Raúl Castro abre el mundo virtual, pero no con gran preocupación por la vigilancia.
Es interesante leer lo que tiene que ver con el teléfono tal como se publicó en el diario Granma. Se habla expresamente de la posibilidad de conseguir un contrato para utilizar un teléfono celular, pero se añade algo sobre la regularización de los cubanos que ya tienen este mismo teléfono por "vía indirecta". La "vía indirecta" es un teléfono pagado por un extranjero o un cubano con acceso a divisas y entregado para su uso a otra persona. Es el teléfono que la prostituta recibe de sus amantes extranjeros, el teléfono que uno consigue en el mercado negro, el teléfono prestado por un pincho (un jefe) grande a su familia, es el teléfono que corresponde a recursos ilícitos. En otras palabras: la medida de Raúl Castro tendrá que revelar la disidencia económica. Es una buena medida pues facilita la vida de los cubanos, pero obliga el que quiere conseguir un teléfono a demostrar que tiene acceso a divisas por su trabajo o por remesas de su familia en el exterior. Control a través del uso de las ondas.
La tarjeta de prepago del teléfono (única manera de pagar) más barata vale diez pesos convertibles, lo que son 240 pesos, es decir, un sueldo mensual. Basta citar el precio para entender que lo más difícil para Raúl Castro será hacer compartir entre los cubanos los privilegios de la élite del poder político y económico (en Cuba es lo mismo). Una solución sería permitir el acceso de todos a Internet, territorio digital que tiene la gratuidad como rey, pero este territorio queda muy controlado. Francis Pisani, en su blog hospedado por Le Monde ha hecho una revisión de la situación. Cita a los blogueros de Cuba que actúan como pioneros de la libertad: Yoani Sánchez, Potro salvaje y en general Desde Cuba. No se pueden leer desde Cuba. En las nuevas ondas de la vida cubana, Internet es el factor clave: si se abre, la partida dice mucho sobre la voluntad de Raúl Castro. Si no se abre, lo que es el caso, dice mucho también. Por el momento es imprescindible leer un manual de lucha contra la censura en la red.