Jean-François Fogel
Cada día el bolañismo (el estudio de la obra del escritor chileno Roberto Bolaño, muerto en 2003 a los cincuenta años) se parece más a una investigación hecha por detectives para nada salvajes. Después de revisar su obra, unos veinte libros de prosa y poesía, se pasó a un rastreo minucioso de la expresión suya a lo largo de su vida. Su editor, Jorge Herralde, ya publicó una mezcla de recopilación de textos, entrevistas y testimonios que se vende en muchos países. Temo que la difusión de Bolaño por sí mismo. Entrevistas escogidas sea mucho más discreta, por ser un producto de Ediciones Universidad Diego Portales, una editorial que no ocupa un lugar central en las librerías hispanoamericanas.
Sería una lástima. El trabajo de edición, hecho por Andrés Braithwaite, es de primer orden. «No sé quién soy, pero sé lo que hago» dice Roberto Bolaño en una entrevista al diario electrónico El Mostrador. Es la primera entrevista del libro y es excelente. Su título establece a Bolaño como alternativa a Descartes («je pense donc je suis» pienso, luego soy), como entrevistado que entrega una luz transparente al periodista que lo escucha. Bolaño es un combatiente de primer orden. Tiene cultura, una mente independiente, ningún deseo de decir lo correcto -machaca a los políticos- y una manera fenomenal de privilegiar el uso del no en lugar del sí.
Pregunta de Playboy: «Por qué le gusta llevar siempre la contraria?»
Repuesta, en forma de paradigma, de Bolaño: «Yo nunca llevo la contraria».
Bolaño es un gran lector, es decir un lector de calidad. Se ubica en la literatura. Sabe que Joyce es poeta más que novelista, que Sterne y Rimbaud viajaron por mundos distintos y que «cada texto, cada argumento exige su forma». No viene de Chile, tampoco de México o de España. Pertenece a la tierra de los perdedores magníficos («Beautiful losers» como decía Leonard Cohen). «Yo soy, afirmaba en una entrevista al diario El Mercurio, de los que creen que el ser humano está condenado de antemano a la derrota sin apelaciones, pero hay que salir y dar la pelea y darla, además, de la mejor forma posible, de cara y limpiamente, sin pedir cuartel… ».
Un sitio propone muchas entrevistas de Bolaño y también la introducción de Bolaño por sí mismo. Es de Juan Villoro y me parece tan imprescindible como el montaje incluido en el libro: Balas pasadas. Se trata de una serie de párrafos extraídos de entrevistas publicadas por un sin fin de periódicos y revistas. Un puro trabajo de montaje que produce un efecto coherente, potente, alegre y deprimente, pues Bolaño no conoce la mentira: «el mundo está vivo y nada vivo tiene remedio».