Jean-François Fogel
El semanal New Yorker publicó el lunes pasado un retrato demoledor de Francia en la elección presidencial. Según Jane Kramer, la autora del artículo, Francia en este momento es un país obsesionado por una supuesta lógica cartesiana y tiene un sistema político aplastado por el papel del estado que quieren controlar unos candidatos dedicados a inventar la realidad. Así es, pero falta un dato en el panorama: los libros. Una elección en Francia es una orgía de libros y creo que la elección cuya primera vuelta tiene lugar este domingo es el colmo de una tendencia única en el mundo.
La lista es fenomenal y no hay otra cosa que los libros políticos en las librerías. Da la impresión que la única manera de ser candidato en Francia no es demostrar su personalidad como hombre político, o aun mejor su capacidad como homme d’Etat (algo mucho más grande frente a la Historia que lo que dice la palabra estadista en castellano), sino presentarse como escritor. Todos los candidatos publican libros. Los grandes, como Sarkozy, Royal o Bayrou ya publicaron dos libros de programas en el último semestre. Désirs d’avenir (Deseo de futuro) de Royal se esfumó frente a su nuevo título Maintenant (Ahora). Sarkozy pasó de Temoignage (Testimonio) a Ensemble (Juntos) y Bayrou alternó al pasar de Au nom du tiers état (En nombre de la clase baja – traducción dudosa) a Projet d’espoir (Proyecto de ilusión).
Cuatro retratos/biografías de Royal, y cuatro también para Sarkozy, un sinfín de documentos sobre la deuda, el estado, la izquierda y la derecha. Al final, claro, mucho ruido y poca nuez. La presencia es tan fuerte que se tiene la sensación de no saber nada. Lo que justifica la lista de los libros mas vendidos. Tanto en 2006 como este año son retratos: del presidente Chirac que se va del poder y de Sarkozy, el favorito de los sondeos.
Todavía es temprano para pronunciarse sobre el triunfo final pero todo indica que será Qui connaît Madame Royale? (¿Quién conoce a la señora Royale?) de Eric Besson. Su “autor” (más bien el hombre que dio una larga entrevista) era el responsable del sector económico del Partido Socialista y se fue tanto de su partido como de la vida política al oír las promesas de la candidata. Cuenta desde adentro las improvisaciones continuas de una mujer autoritaria. Una mezcla de Margaret Thatcher por su carácter y de Holly Golightly (la heroína de Desayuno at Tiffany’s) por la coherencia. Es totalmente demoledor: una maldad pintada con la franqueza del testigo/víctima. Se ubica en posición una o dos de las ventas desde ya dos meses. Es un caso. Tal como Francia es un caso al crear en la literatura en el momento de escoger un presidente.