Jean-François Fogel
Charles Dantzig es un editor que trabaja en la casa editorial Grasset en París. Novelista, poeta, pasaba desapercibido hasta la publicación, en 2005, de un libro enorme, desrazonable, obsesivo y subjetivo: Dictionnaire goste de la littrature franaise (Diccionario egoísta de la literatura francesa). Una recopilación sumamente personal de sus gustos en la literatura que se parecía en muchos aspectos a una página de resultados del motor de búsqueda Google. Una mano invisible había pedido las palabras «literatura francesa Dantzig» y el motor contestaba con cientos de enlaces hacia informaciones de un interés y una calidad muy desigual. No importaba, como en Google, lo importante era el paquete completo. Cabía de todo en el paquete y al final cada lector encontraba su cosita.
Vuelve Dantzig en estos días con una Encyclopdie capricieuse du tout et du rien (Enciclopedia caprichosa del todo y de la nada), un título tan abierto que todo cabe en las 791 páginas de la obra. Son listas, tremendas listas de lo que gusta y no gusta a Dantzig: lugares, personas, libros, artes, palabras, cosas, calles, espectáculos, miembros de su familia o de la humanidad. Es muy parecido al librito Schott’s Original Miscellany de Benn Schott que tanto éxito tuvo en inglés (se puede leer en español bajo el título La miscelánea original de Schott -El Aleph) lo que permite ver un intento de resucitar a los viejos almanaques. Dantzig no va por este camino; lo entrega todo, aplasta con citas, historias, informaciones inútiles e imprescindibles que me hacen pensar en saludar su obra como la aparición de una literatura a lo Google. En una página (una entre tantas otras) Dantzig se burla del poeta Alfred de Vigny: proclam «No hay más grandeza que el silencio» antes de escribir tres mil páginas. Dantzig, que se pinta como esteta y anacoreta, es el Vigny de nuestra era Google y tiene, por supuesto, un éxito merecido en París.