Jean-François Fogel
Nueva Zelandia no es meramente la tierra donde hay más ovejas que seres humanos. Además, tiene rugby; sí, sus jugadores son los mejores del mundo. Pero tiene también al New Zealand Book Council, una organización de promoción de la literatura que acaba de hacerme tener una tremenda carcajada. Basta visitar el sitio (literalmente: leer durante el trabajo) y cliquear sobre la palabra "guest" (invitado) para encontrarse con la pantalla más aburrida del mundo, una pantalla producida en esencia y apariencia por Bill Gates. La pantalla que ve el empleado más aburrido al mirar su computadora en su oficina. Único alivio: cuatro carpetas a la izquierda que proponen: poesía, autores de Nueva Zelandia, clásicos y cuentos.
Son obras de Twain, Tolstoi, Fitzgerald, Wilde, Orwell o Dickinson. Todas en inglés, por supuesto, pero también compaginadas en el idioma de las oficinas: el PowerPoint, el lenguaje utilizado para las presentaciones de estrategia y organización. Me explico: cualquier persona que entra en la oficina cree que el empleado conectado con readtawork mira una presentación en su pantalla. En realidad, lee literatura.
Aun más atractivo, el sitio vive: hace tres días me dediqué a leer Animal Farm de George Orwell (tengo todavía la fotografía del principio del primer capítulo). Hoy me conecto y no lo veo en la lista de las ofertas de clásicos. Es decir: el sitio no sólo es una trampa para burlar a un jefe sino que además tiene una respiración, como en una biblioteca donde los libros se mueven.
Ya no hay excusas para no leer.