Jean-François Fogel
¿Adónde apunta el bloguero? Como persona que tiene la doble desgracia de escribir un blog y de teorizar sobre el ciberespacio, siempre he creído que solo existe una respuesta a esta pregunta: el blog no apunta a ningún blanco, es meramente una forma moderna y electrónica de organizar fragmentos. No estimula la construcción de una teoría coherente o la recopilación completa sobre un tema. En otras palabras: el blog es una nueva forma de escritura que no se puede comparar con el artículo del periódico o con el texto del libro.
Es la manera en que miraba en Valencia la semana pasada en el auditorio del «oceanografic», el trabajo de la pequeña tribu de blogueros sentados en un rincón: hacían la cobertura en directo del Primer Congreso Internacional de Nuevo Periodismo. Yo participaba como ponente en el evento, que tenía algo de surrealista pues un acuario gigantesco, que incluía a un par de pequeños tiburones, se encontraba detrás del escenario. El nuevo periodismo se parecía a un pez tropical.
Ahora bien, leí, a veces en tiempo real, casi todos los blogs escritos en el lugar, poblado por muchos estudiantes de periodismo. No eran malos ni tampoco buenos, eran, tal como lo esperaba, unos fragmentos de lo que se decía. Una aceleración de la cobertura para rozar la simultaneidad. Como participante, podía notar el peligro del proceso. Más o menos, cada uno de nosotros tenía veinte minutos para hablar. Después, unas preguntas permitían decir algo más en respuestas apresuradas. Al final, no había tantos errores en los blogs, pero los había. En mi caso, expliqué que la prensa vive la muerte del modelo «Top-down»; es decir, del modelo donde el editor decide desde arriba lo que la audiencia, abajo, tiene que recibir. Expliqué que en lugar de aquella oferta, es ahora la audiencia la que rige el juego al coger en línea lo que le interesa (la forma moderna de la demanda es coger por sí mismo). En unos casos, esto se transformó en una opción última: solo existe demanda de la audiencia para los contenidos producidos por la audiencia. Pero, al final, no hubo tantos errores.
No voy a decir quiénes fueron los buenos o los malos de la película digital pero, después de leer también los artículos de la prensa, voy a admitir quién ganó: el cable (en ciertos países se dice «despacho») de la agencia de prensa. Es donde, más o menos, se acercaban mejor a lo que he dicho. Puedo citar los cables de manera global, tanto de Europa Press como de EFE o de Panorama. Quedó demostrado para mí, que empecé a trabajar como periodista en una agencia de prensa, que lo contrario del blog es el cable de agencia, con su voluntad de recoger todo en un texto escrito según la técnica de la pirámide invertida (lo mas importante en el primer párrafo, y cada elemento menos importante ubicado de manera gradual en cada párrafo siguiente). Creo que en un mundo donde cualquier éxito es una oportunidad para lo contrario, hay un gran futuro para la síntesis como forma periodística. En este sentido, al contrario de lo que acabo de decir, voy a reconocer quién fue para mí el ganador: el cable de un portal que desconozco, que publicó en idioma valenciano una excelente síntesis: «Réquiem por el Ciudadano Kane». PS: para los que lean el inglés hay un reportaje fenomenal en The Guardian sobre talleres de literatura que reciben policías de la ciudad mexicana de Nezahualcoyotl. Se trata, a través de la lectura y de la escritura, de mejorar el nivel de las fuerzas de seguridad. El texto alude a la traducción en código radio del primer capítulo del Quijote: “En un 22 [lugar] de La Mancha de cuyo 62 [nombre] no quiero acordarme”.