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EL PRECIO DE LOS LIBROS

Por 6 de octubre de 2006 diciembre 13th, 2021 Sin comentarios

Jean-François Fogel

Es poco común ver a un presidente que se dice progresista vetar una «Ley para el fomento de la lectura y el libro». Es lo que ocurrió en México y, al pasar unos días allá, el debate me pareció un ejemplo extremo de la diferencia entre dos mundos. Todo es posible, todavía, en México; en Francia no existe la ilusión de un posible cambio.

En el caso de México el tema sigue abierto por razones obvias: todos los grupos parlamentarios votaron a favor del precio único; Fox se va de la presidencia dentro de unas semanas. Queda pendiente una nueva iniciativa parlamentaria. La revista Letras Libres afirma que el 94% de los municipios del país no tiene librerías y el 40% de las existentes se concentra en la Ciudad de México.

Fox tomó su decisión para defender la libre competencia. Es decir que planteó el debate de manera muy clásica. Todos los profesionales del libro están a favor del precio único. Un debate del diario El Universal lo demuestra muy bien, al reconocer también lo que todos sabemos: el precio único no elimina las diferencias de tamaño entre las grandes cadenas comerciales y las pequeñas librerías.

Francia tiene una experiencia de un cuarto de siglo con el precio único. Fue instaurado por Jack Lang, ministro de cultura, unos meses después de la llegada de los socialistas al poder, y empezó a funcionar a principios de 1982. Es un precio más o menos único pues, a través de tarjetas de fidelidad de diversos tipos, que no rebajan el precio en el momento de la compra, se puede reducir en un 5% lo que es el precio definido por la casa editorial en el momento de la publicación. Esta diferencia influye en la compra de los libros caros (como la colección de La Pleiade o los libros de arte) que se venden sobre todo en grandes almacenes tipo Fnac. Otra consecuencia de la ley: los editores agotan las existencias en los almacenes para tener el derecho a cambiar el precio después de un cierto plazo; esto provoca la desaparición provisional de ciertas obras en el mercado.

Existe (en francés) un balance muy positivo y a veces triunfante de la política del precio único hecho por el ministerio francés de la cultura. En realidad, un cuarto de siglo después, es difícil ver una gran diferencia entre países europeos según su política del libro. En todas partes se nota la misma tendencia: desaparición de librerías independientes y/o con pequeña facturación, a pesar del precio único. Es curioso descubrir que se busca el precio único en México para amplir el número de librerías. Pero creo que es una buena idea: la tendencia en Francia se explica por otras razones. El precio no es el único elemento de competencia. La ubicación del lugar de venta y su tamaño (es decir, el número de clientes potenciales y el costo por libro de la instalación del producto en una tienda) influyen mucho. Esto para no hablar de la promoción.

Extrañamente, se habla muy poco de lo que fue la otra ambición de la ley sobre el precio único en Francia: mantener la diversidad editorial. En este aspecto, sí, creo que la ley tuvo un papel importante al permitir un negocio mínimo alrededor de los «pequeños» autores. Es algo que favorece también la venta de libros en línea, según la teoría de la «larga cola» de Chris Anderson, que ya comenté en el blog. En realidad un autor que tiene pocos lectores se apoya hoy en dos amigos: el precio único e Internet.

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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