Jean-François Fogel
Llegando de Perú, no sé si debo empezar por Lima (vitalidad, tensiones sociales, explosión económica) o por París (spleen a la Beaudelaire en una ciudad perdida en sus lluvias y la huelga del transporte público para mantener un derecho de sus empleados a jubilarse dos años y medio antes que el resto de la población).
En el avión, descubrí Prosas apátridas (Seix Barral) de Julio Ramón Ribeyro, mezcla de dos cientos apuntes, aforismos y recuerdos con una fuerte base parisiense. La nota 69 describe el paso de una camioneta por las calles de la capital francesa con un anuncio publicitario "café fort décaféïné pour actifs décontractés" (café fuerte descafeinado para activos relajados). En París, en este momento, faltan ambos: tanto el café fuerte como el relajamiento.
Pero en el fondo, no importa. El mundo no cambia. Y de cambiar nos parecería igual. Ribeyro (nota 2): "Vivimos en un mundo ambiguo, las palabras no quieren decir nada, las ideas son cheques, son provisión, los valores carecen de valor, las personas son impenetrables, los hechos amasijos de contradicciones, la verdad una quimera y la realidad un fenómeno tan difuso que es difícil distinguirla del sueño, la fantasía o la alucinación."
Esta afirmación definitiva de la imposible percepción de un cambio me parecía excelente hasta estudiar más a fondo Kindle, el libro electrónico creado por Amazon. En realidad, no se trata de un libro electrónico sino de una plataforma electrónica para textos. Puede cargar libros, y en esto se parece mucho a otro intento de creación de un libro electrónico para un mercado amplio (como el de Sony). Pero Kindle permite también crear textos para ponerlos en venta a través de un vendedor como Amazon. En esto es muy novedoso: de verdad, da a cada persona la posibilidad de ser su propio editor. Lo que pasó en Internet con los vídeos, el sonido, las fotografías, ocurre ahora con el libro. Kindle es más que el i-pod de los libros como lo describe El País. Funciona en ambas direcciones, desde y hacia el lector.
En el sitio de Le Monde, un periodista que vive en California (y que escribe también en castellano), Francis Pisani, ya cuenta sus primeros momentos de vida con Kindle. Vivimos quizás un momento nuevo que nos cuenta el futuro del libro.
PS: para los que leen en inglés, un excelente testimonio del escritor americano/guatemalteco David Unger, sobre una estancia de Gabriel García Márquez en Nueva York (en la revista Guernica).