Jean-François Fogel
Como francés, no puedo comentar la calidad del Diccionario Panhispánico de dudas que publicó la Real Academia Española. Tengo varias razones para callarme. La primera es mi admiración por la RAE: hace un trabajo de verdad; no es el caso de la Académie Française. La edición del Quijote de la RAE para el cuarto centenario de la publicación de la primera parte de la novela es un regalo que me acompañará toda mi vida.
Segunda razón: como hispanohablante en proceso permanente de formación me siento lleno de dudas. Mis dudas superan lo que se puede recopilar en cualquier diccionario, pues voy viajando por España y América Latina, es decir en la centrifugación acelerada de un idioma entre culturas y países.
Pero la tercera razón, la más importante, es el tratamiento extraño que me da el motor de búsqueda del diccionario (htttp://buscon.rae.es/dpdI/) cada vez que lo consulto. Pregunto “guagua”, que es tanto un niño como un autobús, según los países, y el diccionario me contesta “La palabra guagua no está registrada en el DPD”. Pasa lo mismo con “carro” que es lo que los españoles llaman un coche. Aún peor: el diccionario que no conoce “carro”, me propone “cartero”, “claror” y “arroz” como casos de “escritura cercana”.
Cada visita me permite encontrar un bulto de dudas. El diccionario me deja en esa, como se dice en Cuba, y como no lo sabe el motor de búsqueda, es decir que el diccionario en línea no cumple lo prometido. O lo cumple demasiado: en lugar de tener una repuesta, tengo una duda sobre mi pregunta: ¿Cómo se escribe guagua y carro? Quizás me equivoque.
De un diccionario de dudas no se puede esperar certezas. Y por eso no hago ninguna crítica a la RAE. Más bien le hago una sugerencia. En lugar de luchar contra las dudas que hacen parte del encanto de un idioma plural, sería mejor producir un pequeño libro de estilo. Conocemos el famoso The Elements of Style de William Strunk Jr. y E.B. White, que utilizan todos los estudiantes en EE.UU. Es un libro que dice en muy pocas palabras cómo se escribe de manera sencilla y directa para ser entendido sin confusión. Es lo que necesitamos. Uno puede vivir con dudas (la vida no es otra cosa que la convivencia con dudas) pero ¿quién puede prescindir del estilo?